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Y ahí estaba Felix, frente a Hyunjin después de todos los mil sucesos que habían ocurrido entre ellos. Estaba nervioso y se sentía algo incómodo si vamos a hablar con la verdad.

Y aunque sus padres ya no estaban ahí, Lee sentía que debía cuidar su actuar.

Hyunjin notó eso, y se sintió un poco avergonzado, la primera regla para su tipo de trabajo era no meter a sus sentimientos en la situación y actuar por sobre todo. Pero en esos momentos no podía evitar sentirse algo conmovido por toda la tensión que se podía sentir en el aire.

El chico que tenía frente a sus ojos tenía apenas diecisiete y lo había besado.

Era un pensamiento que lo carcomía a cada minuto, segundo, y peor al tenerlo en frente suyo esta vez.

—Lix... No quiero que te sie-

—No me llames así. Te dije que no debíamos ser amigos— dijo demandante...

—¿Pero qué dices?— Hyunjin se sintió molesto de repente, pero se obligó a sí mismo a controlarse— Escucha, Lee. Si es por el beso, tú me has besado en un inicio.

Hubo un silencio.

—A mí no me interesa eso, ni siquiera quiero recordarlo—. Eso ciertamente había herido al psicólogo.

—Es que estuvo mal—, intentó decir Hyunjin.

—Ya lo sé—, los ojos del rubio
empezaron a formarse de lágrimas.

—Pasaron algunas semanas, poco más de un mes que nos conocemos—. Habló el castaño, deslizando sus dedos por la taza de café humeante que iba a beber para ahogar sus pensamientos. — Dime qué sientes ahora, Felix.

Aquella parecía la pregunta más difícil en un examen, según el rubio.

¿Qué sentía exactamente?

¿Se refería a su persona o a la situación, o al acontecimiento del pasado?

—Sé que tengo diecisiete—, empezó. El mayor pensó que iba a referirse al beso, porque por alguna razón los dos estaban muy metidos en eso, y cómo no iban a estarlo, para Felix, su primer beso, y para Hyunjin, su peor pecado— pero creo que tengo un plan.

—¿Tienes un plan, sabiendo que tienes diecisiete? ¿Cómo es eso?— preguntó un confundido Hyunjin.

—Mi tía apareció, ella me contactó ayer—. Sonrió, y Hwang se vio interesado cuando lo vio tan emocionado de un momento para el otro— Me dijo que sabía acerca de que iba al psicólogo por ser gay, porque mi mamá se lo contó. Nunca he tenido mucho contacto con mis tíos, pero a ella la conocía por ser la tía más joven. Me mandó un mensaje anoche, y me dijo que haría un trato de trabajo y propiedades con mis padres para enviarme con ella y que pueda estudiar en otra ciudad. Tener un buen hogar, mis estudios asegurados, una vida nueva, otros compañeros y personas nuevas para conocer—. Terminó por decir.

Minho se quedó perplejo ante aquello, estaba sorprendido cómo de un momento a otro, uno de sus familiares había aparecido para socorrer de alguna forma la prisión en la que se encontraba Lee. Una donde a pesar de tener comida y techo, no tenía el apoyo de quienes se suponían debían apoyarlo.

—Pero no entiendo, ¿tu familia no ha tenido buen soporte económico estos días o-...

—No, Hyunjin, no es eso. Me iré, haré una mejor vida, voy a volver a empezar y esta vez sin ocultar quién soy desde un inicio, que las personas lleguen a mí y yo no a ellas.

—Mm, realmente no sé qué decirte, eso es una decisión fuerte. ¿Entonces ya no quieres vivir con tus padres?— alzó su ceja, terminando de beber un sorbo del café.

—Ya no, Hyunjin, ¿no entiendes? iSeré feliz! Y quizá conozca a alguien que me ame, y seré libre, ya no estarán mis padres para juzgarme, porque estaré en otra ciudad, y ellos tendrán mucho dinero. Es un trato justo, pero por fin, siempre anhelé este momento. Tendré a alguien que me de besos y me abrace, mi tía me apoyará, cocinaremos juntos, haremos todo juntos y tendré una vida distinta a esta—. El tono del rubio iba agudizándose cada vez más debido a la emoción que lo llenaba por completo.

Sin embargo, la expresión de Hwang no decía mucho. Si éramos sinceros, mucho no le agradaba la idea.

Porque eso significaba que iba a estar lejos de Felix, pero de cierta forma le ponía feliz porque él lo estaba.

Y por supuesto que iba a ponerse contento porque, si Lee pensaba que iba a ser feliz así, entonces estaba más que bien. Pero también debía comunicarle que no todo podría salir como él quería.

—Felix, mira, entiendo tu plan y eso, pero verás...

—¿Que veré qué cosa? No tengo nada por ver, y tampoco tengo nada que perder. Yo me iré con mi tía, ella es joven, tiene veinticinco años, pero se ofreció a cuidarme, tiene buen empleo, mucho dinero, y lo más importante, ella me acepta y me ama.

—Entiendo eso, Lee—. habló con un tono de voz ya mas demandante que antes, causando que Felix se sintiera pequeño, pero Hyunjin hablaba con ese tono porque no quería volver a ser interrumpido— Pero debes entender que son tus padres los que estás dejando. ¿Es realmente así de fácil? Yo sé que tu madre te ama, Lix.

—iElla no me ama!— gritó y los ojos del rubio se llenaron de lágrimas—. Y te dije que no me llames así. iDeja de entrometerte! — de repente el psicólogo cambió su expresión, pasando de estar serio a verse algo decaído. — Si mamá me quisiera ella me hubiera aceptado. No quiero vivir más con ellos y tampoco quiero volver aquí. No me malinterpretes, has sido y eres un muy buen psicólogo, pero tú y yo empezamos mal, fuiste mi amigo y pasaron cosas que prefiero no decir para no recordarlas—. De a poco, fue bajando su tono de voz.

Hubo un silencio un poco largo en aquellas cuatro paredes. Hyunjin de repente rompió el silencio levantándose de su asiento y metiendo su mano dentro de su bolsillo, en el delantal blanco. Se acercó a una de las ventanas y miró la hora en su reloj. En su otra mano tenía la taza blanca de café que aún estaba caliente.

—Ya casi es la hora de que te vayas— mencionó.

—¿Y qué, quieres que me vaya?— bromeó el rubio, aunque le quedó un amargo sabor en la boca después de decir aquello.

—Dijiste que irte te haría feliz— recordó — Entonces deberías comenzar con tu plan, sólo espero que vaya todo excelente.

Hyunjin hablaba mientras miraba a través de la ventana, tomando otro sorbo del líquido, sin dirigirle la mirada a Felix.

El rubio se sintió inquieto, jugando con sus manos.

—¿Por qué ya no anotas todo lo que te digo?
—¿Debería hacerlo?— Hwang se giró, encarando a Felix, quien sólo bajó la mirada.

Otro silencio más.

—Falta poco— siguió hablando Hyunjin— y dentro de un tiempo más, serás feliz por completo.

La amarga idea de que encuentre a alguien más tenía un poco inquieto al castaño. No podía creer que había sido besado por esos mismos labios inocentes que decían querer irse a otra ciudad para conocer a su amado, y ser feliz.

Y que ese amado, no pueda ser él en un futuro.

—¿Seguiremos en contacto?— preguntó el menor.

—Pensé que no querías saber nada más de mí—. aclaró.

—Lo siento—. Musitó con calma— Realmente, no me arrepiento de haber sido tu amigo. Y te agradezco por todos los momentos que has compartido conmigo.

Hubo un silencio más, donde Hyunjin sólo dejó la taza de café sobre su escritorio. Hizo a un lado el anotador que siempre tenía a su disposición, y Felix se removió sobre su lugar.

Entonces la imagen de su madre diciéndole que debía transmitir lo mismo a todos sus clientes, pasó por su cabeza.

No iba a dejar ir a Felix tan fácil, después de todo, él realmente lo quería.

—Ven aquí, Lee—. hizo un ademán con sus dedos— ¿Puedo abrazarte? Veo que necesitas un abrazo.

Se excusó, pero Felix no dudó ni un segundo cuando fue corriendo hacia los brazos del mayor, ocultándose sobre su pecho mientras las extremidades del psicólogo rodeaban su anatomía, en un abrazo cálido y reconfortante.

Felix sintió sus lágrimas acumularse y derrumbarse finalmente por todo el recorrido de sus mejillas.

Lee se iría. Lix se iría de la ciudad. Y eso estaba decidido. Tendría una vida nueva, lejos de Hyunjin y sus padres.

¿Ellos realmente seguirían su promesa? ¿Cumplirían con la promesa de seguir en contacto?

Y lo más importante, ¿podrían volver a verse?

psicólogo -hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora