22 (la clave de todo)

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Hyunjin vagaba por las pertenencias de su madre, intentando buscar evidencias o nombres que pudieran delatar al culpable de todo esto. Por supuesto, al pasar un tiempo, él había asegurado internamente que algo estaba mal, y es que no podía ser una desaparición tan repentina, además de que por su mala suerte estaban realmente expuestos en zonas como aquella.

Tomó su teléfono; en verdad, no quería acudir a su última salida, Bang Chan, pero sabía que él podía conseguir información fácilmente y que, además, podría saber algo al respecto. Pues, lo cierto era que, aunque hace mucho habían cortado lazos, seguían habiendo pequeños puentes que los seguirían juntando. Como el hecho de que Bang era uno de los más solicitados en el área cibernético.

Su trabajo era limpio y siempre podías confiar en él, claro, porque el dinero lo mantenía calladito y a la vez arrastrando una gran culpa que no era realmente suya, porque Hyunjin lo conocía y sabía que Bang no era tan malo, o al menos eso quiso imaginar tratándose de su madre.

Chan también tenía una familia, una familia que podría salir perjudicada si daba algún paso en falso en algún momento.

Por otro lado, ahí estaba Lee Felix, mirándose al espejo con una mala cara, se notaba que estaba pensando en varias cosas. Su mirada recaía sobre el vaso donde estaban todos los cepillos de dientes mientras lavaba los mismos.

Su corazón no recordaba cuándo había sido la última vez que se sintió de esta forma.

Felix se sentía solitario en esos momentos, era divertido salir con sus amigos y también con su psicólogo. Había pasado una tarde hermosa a excepción de que había estado estornudando por un largo tiempo por el contacto con los mininos en aquella cafetería.

Aún así, por su cabeza pasaba la imagen de Seo Changbin.

¿Qué habría sido de él? ¿Dónde está? ¿Por qué no mandó más mensajes?

¿Y el pelirrojo? Ese chico que había conocido, o el chico misterioso que pintaba al lado de Seo.

No sabía absolutamente nada de ellos.

Pero justo en ese momento su teléfono sonó.

"Tienes una notificación nueva en tu bandeja de entrada."

Felix se acercó al teléfono con esperanzas de que sea su mejor amigo o alguno de los chicos que habrían pasado por su cabeza, pensando que tendría una noticia pronto. Y aunque, cuando vio la pantalla y lo leyó, notó que sí se trataba de una noticia, pero no una buena.

Abrió el "leer más". Oh, aquello había sido un error. Jamás debió apretar en "leer más", claro que con la introducción que el mensaje tenía, no debió mover ni un sólo dedo, pero sus ojos se petrificaron al leer por completo aquel escrito que había recibido por parte de una persona desconocida.

—¿Qué demonios es esto? –Sintió su corazón desesperarse y se acercó a las ventanas con horror, cerrando las cortinas y quedándose a oscuras aunque detestaba la oscuridad. No quería siquiera moverse de su lugar.

Pensó en gritar el nombre de su madre, pero hacia poco que ella había ido en busca de artículos de limpieza. Ahí fue cuando cayó en cuenta que ella podría correr riesgo, pues su padre no estaba, al parecer llegaría más tarde de lo acordado.

Dejó el celular a un costado; si nos acercamos, podemos leer el mensaje que recibió. Tan espeluznante como recibir cada detalle de la posición en la que se encontraba Felix, su color de cabello exacto, sus aretes y la descripción de ellos, su ropa, cada mínimo detalle de su maldita ropa. El mensaje detallaba cada rincón suyo como si alguien estuviera espiándolo con una gran cámara de una calidad invencible.

psicólogo -hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora