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-Felix, Felix -. Llamaba alguien.

-No jodas... -Habló un adormilado rubio removiéndose en la cama.

-¡¿Cómo que "no jodas"?!

El agudo grito hizo caer en la cuenta a Felix que se trataba de su madre, quien claramente estaba molesta por cómo su hijo le había dirigido la palabra.

-Eras tú, mamá, perdón.

-¿Quién más podría ser? -Suspiró su progenitora algo insegura de Lix.

Apenas y despertaba, ya su madre comenzaba con dramatismo, vaya a saber alguien qué era lo que ella se imaginaba cuando recordaba que su hijo era gay.

-Tranquila mamá -Dijo Lee.-, no durmió ningún hombre conmigo, por si eso piensas.

Felix usó un tono burlesco, la verdad su paciencia comenzaba a colmarse.

Pero todo fue diferente cuando su padre llegó e interrumpió la charla. Repentinamente la mirada de la esposa del mismo decayó en es suelo, notándose sus nervios.

-¿Qué haces que no te preparaste para tu sesión? -Frunció el ceño mientras acomodaba su reloj de muñeca.

-Recién me despierto, papá.

-¡Apúrate, niño! Quiero curarte de una vez -. Gritó el hombre, asustando un poco a Felix y luego retirándose tras cerrar la puerta.

El rubio suspiró.

-Nunca harás nada, ¿cierto, mamá? -Dijo en baja voz un entristecido Lee.

Y la madre iba a contestar, de no ser que no sabía qué decirle. Su hijo caminó hasta el armario y buscó entre sus ropas una ideal para cómo el día se veía, cálido pero levemente ventoso.

En ese momento la mirada de su progenitora se puso en un suéter abandonado en la esquina de la habitación, con pelusas y todo arrugado.

Se aproximó a ella hasta agacharse y tomarla, mirando a su pequeño.

-¿Qué es esto? -Preguntó observando la ropa cautelosa.

-¿Qué... -Giró su mirada y allí estaba la ropa que le hacía recordar a Hwang Hyunjin, siendo sostenida por su madre.- Eso, nada, ayer iba a ponérmela para sacarme fotos pero la dejé ahí y se llenó de pelusas porque volvió a entrar un gato... -Mintió en lo de las fotos.

-¿Y por eso la tiraste?

-Es mi ropa, no te preocupes mamá. Arrugada y todo se ve bonita igual -. Rió un poco el rubio, terminando por decidirse en usar unos jeans celeste suave, junto con un suéter rosa y la parte de las muñecas con franjas blancas.

Sí. Lee Felix amaba los sueters. Específicamente los que le quedaban grandes.

Los usaría todo el tiempo si no fuera porque sus padres le decían que con eso se veía muy "afeminado".

Felix sabía que no debía dejarse influenciar por sus palabras, pero era inevitable, al menos para él.

Esta vez decidió utilizar como excusa una muy buena en su aspecto.

-¿Te pondrás eso, Felix? -Hizo una mueca.

-Mamá, ya te dije, si es por el color, ¡el rosa no es sólo para niñas! eso es un estereotipo.

Pero Felix se olvidaba del detalle de que si su madre aún no podía superar el hecho de que sea gay, mucho menos lo haría con que "los colores no tienen género".

¡Y por favor! muchísimo menos su padre.

-Bien, ponte esto. Pero apúrate que en menos de veinte minutos tenemos que estar ahí.

Era un domingo por la mañana y él salía de su casa con una manzana en la boca, con el fin de dirigirse hasta su segunda y nueva sesión con el hombre.

Sin duda sería un poco incómodo después de haberlo tenido en su propia casa, pero Lee intentaba no pensar mucho en eso.



[...]



-Mm, bueno... -Hyunjin miraba hacia los alrededores intentando no fallar en su carrera como psicólogo y pensando en qué hacer tras tener a un rubio sin expresión alguna en frente.

Felix movía sus pies insistentemente, por lo que el mayor notó eso en una revisada rápida de ojos.

Y señaló con el mentón los mismos en señal de que se detuviese, a lo que Lee obedeció sumiso.

-Debemos trabajar en eso-. Habló y empezó a escribir en una característica libreta negra.

-¿Qué? ¿mis pies moviéndose?

-Sí.

-¡Eso es ridículo! -Alzó la voz.

-Nada es ridículo aquí, Felix.

El nombrado suspiró y relajó su cuerpo, dejando ambas manos reposadas en los antebrazos del asiento.

-¿Me vas a negar que esto es incómodo? -Habló mirándole directamente.

-No, no te lo niego, pero, es como... amigos, solo que, me ves con un título de psicólogo, con una lapicera que anota, y, con preguntas constantes...

-Aguarda, no necesito conocer tus tácticas.

El rubio pensaba que el ajeno ya era un poco pesado con lo de ser amigos.

¡Por favor!, ¡parecía que estaba obsesionado!

-Oh, por cierto, este color queda bonito en ti -. Sentenció, señalando el suéter rosa y brindándole una sonrisa que atrapó a Felix.

-Sí, bueno, gracias.

-Ahora necesito que me cuentes qué tal despertaste hoy, y cómo te hablaron tus padres, ¿no? porque sé que tienes problemas con ellos, todos los tenemos, siempre es bueno desahogarse.

El lo describiría como una jaula.

Porque él pensaba que tenía barrotes que te daban la impresión de que podían salir por entremedio de ellos, pero cuando lo intentabas, simplemente no lo lograbas.

Pero Hyunjin dijo entonces que tenía que haber alguna forma de caber por entre los barrotes, y no necesariamente achicándose.

Podía romperlos.

Podía quemarlos.

Buscar el punto débil del material de los barrotes.

Pero el comprendía que Felix quería achicarse, no tenía la valentía suficiente como para dejar rastros de su escape.

Y aunque Hyunjin debía conseguir otra cosa en el pequeño, alentaría completamente a Felix hacia lo que él desea.

No era lo correcto según él porque sus padres le pagaban buena cantidad para que resulte en nada.

Pero ya de por sí era muy estúpido mandar a tu hijo al psicólogo por ser gay.

Así que esta vez, comenzaría por trabajar con los padres por medio de su hijo.

psicólogo -hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora