Como Luvdiscs en el mar [FluffTober 2021]

Día 14 [Valet]

Tema: Comb the hair / Peinar el cabello del otro

Pareja:  Kokuran x Catleya (Valet)

Peina el cabello de Catleya como acostumbra a hacer cada mañana desde que trabaja para ella. Es sedoso, frío y rara vez se le encuentra nudos a pesar de ser una cabellera demasiado larga. Separa el cabello en dos secciones, siendo el de la esquina derecha el primero en peinar. No se demora mucho, pues sabe de primera mano que el cabello de su joven ama es el más cuidado que ha podido apreciar durante toda su vida. Incluso, a pesar de tener leves ondas, el peine se desliza por las hebras de cabello como si este fuera liso. 

Cuando está por ponerle uno de los lazos blancos que la chica suele usar, Kokuran observa como el viento que entró por la ventana mueve unos cuantos mechones de la joven, quien bosteza mientras se ve en el espejo. Ella siempre parece perdida en sus pensamientos, en su mundo. A veces, se dice el mayordomo, siente que él es la única conexión que la castaña posee entre el mundo real y el de los sueños. Esto, de cierta manera, le hace sentir especial: Catleya no ha tenido la misma confianza con cualquier otro de sus empleados a parte de él, incluso le confía la importante labor de luchar contra los retadores del Castillo Batalla, ¿qué vio ella en él, que no vio en los demás? No lo sabe, tampoco es que desee averiguarlo pues, el solo hecho de tener el privilegio de estar cerca de la ojiverde es suficiente para él.

— Kokuran. — musitó la joven con delicadeza — Se hará tarde.

— Enseguida.

Termina de ponerle el lazo y prosigue con la parte izquierda de la dorada cabellera. La princesa siempre tiene una melódica voz al momento de hablar y a él le fascina escucharla. Tiene un aura digna de la nobleza a la que pertenece, deslumbrando a todo aquel que se acerque a ella, incluso a los Pokémon. Recuerda un día donde auxilió a un Starly con el ala quebrada y un posterior miedo a volar, sin embargo, la dulce ojiverde lo animó a volver a alzar el vuelo con las palabras adecuadas y con una sonrisa llena de ternura.

Quizá esa es una de las razones por las que Catleya le gusta.

Pero es un sentimiento que se guardará, pues no cree que un simple mayordomo como él esté a la altura de alguien como ella.

Termina de ponerle el último lazo y la joven se para de su asiento. 

— Gracias por tus cuidados. — alega la ojiverde, mientras da una pequeña reverencia en dirección al pelinegro.

— No tiene que hacer eso, señorita Catleya, es mi labor.

— Nunca está de más agradecer a alguien tan importante para mí como lo eres tú, Kokuran.

Mientras ella camina directo a la salida de la habitación, el mayordomo la mira con total admiración. Un leve sonrojo aparece en sus mejillas, a lo que sonríe.

— Me pregunto cuántos retadores aparecerán hoy. — menciona la joven, antes de voltear para mirar a su mayordomo nuevamente — Sé que darás un buen espectáculo, como siempre. — sonrió.

Kokuran asiente mientras la sigue, con su corazón cálido ante esa sonrisa, aunque efímera, pero dedicada a él. Seguirá al servicio de la chica hasta donde la vida se lo permita.

El poder estar a su lado y apreciarla ya es más que suficiente.