IMPERIO 55.

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Adriano en mi cumpleaños me sigue regalando algo referente a la Bella y la Bestia. Tengo collares, brazaletes, cobijas, almohadas, toallas, mi rosa eterna que me regalo cuando cumplí quince, el juego de té. En la estancia tengo a Lumière — el candelabro — es de oro y me lo regalo hace un año. Este año cuando abro mi regaló es Din Don de madera con toques de oro.

La verdad es que siguen siendo demasiado importantes para mí todos estos detalles. Tengo veinticinco años, pero no por eso deja de ser mi película favorita. Marcus aún se ríe cuando le hago pucheros para que la vea conmigo.

— Es hermoso mi amor. — Me da un beso en la frente.

Ambas familias estamos en casa de mis papás. Marcus tiene en sus brazos a Ian cuando le da un besito yo sonrío.

— Mamá, papá y yo tenemos otro regalo.

Mildred toma a Ian para que Marcus se ponga de pie. Creo que soy la única que no entiende. Todos sonríen, pero nadie dice nada y yo frunzo el ceño esperando una respuesta que presiento no va a llegar.

— ¿Qué regalo? — Miro a ambos, pero no me responden. Solo me hacen salir de la casa sin entender absolutamente nada.

Me quedo con la boca abierta al ver el enorme juego inflable que hay aquí. Que yo sepa ningún niño cumpleaños, ¡Es el mío! Pero por supuesto que soy la única estúpida que no entiende que pasa aquí.

—¿Me explican? — Alzo una ceja demasiado confundida.

—¿Recuerdas la canción que muchas veces te hice escuchar? — Asiento.

The climb de Miley Cyrus. Cuando estaba en VASYF la escuchaba muchísimas veces sobre todo cuando sentía que ya no podía más. Quizá es algo ridículo, pero me hacía sentir como si pudiera tener a Adriano un poco cerca de mí en esos momentos cuando lo necesitaba.

—Pues olvida un poco la letra de esa canción. En esta ocasión si va a importar lo que este esperando detrás de esa montaña. — Señala el enorme juego inflable.

Hasta ahora me doy cuenta que tiene algo para escalar y trago saliva luchando porque los nervios no se apoderen de mí. No me dan miedo las alturas, al menos no tanto, pero escalar si me pone bastante nerviosa.

There's always going to be another mountain
I'm always going to want to make it move
Always going to be an uphill battle,
Sometimes you going to have to lose,
Ain't about how fast I get there,
Ain't about what's waiting on the other side
It's the climb.

Yo perdí una batalla con Oliver, pero no la guerra, esa la gané. Esa canción tiene razón en muchas cosas. Adriano me hizo entender que no importaba lo que pasara en esos momentos difíciles, lo realmente importante era el esfuerzo para lograr sobrepasarlos. Lo hice, pero también fue demasiado importante lo que me estuvo esperando después: mi bebé, mi familia, él y luego nuestro pequeño amor, Ian.

Ahora, no puedo creer que me vayan hacer subir una ''montaña'' inflable el día de mi cumpleaños a treinta y dos días de haber dado a luz, aun ni siquiera paso la cuarentena y ya quieren que parezca niña exploradora. Espero que cuando escale esa cosa haya galletas por lo menos o Adriano va a terminar en la piscina.

La agilidad y flexibilidad jamás ha sido lo mio. Jugué soccer de niña, ¿Pero quién no lo hizo? Luego me di cuenta que los deportes no eran lo mio como tampoco lo es la química. Creo que prefiero saltar en esta enorme cosa.

Me hizo recordar mi cumpleaños número cinco, fue mi primera fiesta de cumpleaños con muchos niños y fue enorme, sigue siendo un recuerdo hermoso para mí como la mayoría de los que viví en esta casa. Había un enorme juego inflable como este, pero en forma de castillo de Disney. Hubiera preferido uno igual para recrear mi fiesta de cumpleaños, pero veinte años después.

AITANA. (Imperio #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora