IMPERIO 19.

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Como lo dije; Keysi sabe meterse en tu cabeza y nuestra conversación de madrugada se quedó en mi cabeza aun cuando dormía e incluso cuando desperté.

Amo a Oliver con todas las fuerzas de mi corazón y de mi alma, pero no puedo dejarlo o nunca volveré a ser feliz. Nadie me va a tomar en serio, nadie me va a amar, para nadie voy a valer algo por ya no ser virgen y eso duele.

Cada año celebramos el cumpleaños de papá y de tío Danielle el mismo día ya que solo es un día de diferencia. Cuarenta años y parece que los años no pasan por ellos. Papá es un hombre guapísimo que hace babear a más de una de mis compañeras cuando va al colegio. Lexie lo llama ''El shock Ivanova'' según ella es cuando lo ven y todo a su alrededor deja de moverse, nadie más existe solo Aarón Ivanova. Es algo que yo jamás voy a experimentar, es mi papá y sería muy raro. Ya no es extraño para mí que a mis compañeras les guste mi papá.

Esa noche como siempre en su cumpleaños mamá y él salen, pero esta vez sospecho a donde van e incluso me dan náuseas imaginarme eso. Jamás voy a poder sacar de mi mente todo lo que vi en la habitación y armario del penthouse. Aunque siendo realistas pudo ser mucho peor, por lo menos no fue un cuarto rojo como el de Grey o en estos momentos estaría en Rusia con mis abuelos asustada.

El miércoles el pecho me late con mucha fuerza mientras Patrick me lleva al centro comercial. De nuevo voy a ver a Oliver, pero esta vez el pretexto de la escuela de música se fue al carajo y ayer le dije a papá que vendría al cine con Lexie.

Patrick me deja frente al ascensor y solo subo al segundo piso para que no sospeche. La verdad Oliver es muy puntual y justo cuando el ascensor se abre en el segundo piso me llama para decirme que ya llego así que debo volver a bajar al estacionamiento.

— Hola hermosa. — Me da un suave beso y luego sale del lugar. — ¿Cómo te sientes? — Acaricia mi entrepierna por encima de los jeans.

— Bien. — Me encojo de hombros y ya no decimos nada mientras llegamos al motel.

— Quítate la ropa. — Con el corazón latiendo con mucha fuerza lo hago. — Solo déjame las bragas a mí. — Me guiña un ojo y él también comienza a quitarse la ropa solo quedando en bóxer.

Me lanza a la cama metiéndose entre mis piernas y comienza a besarme. Rápidamente comienzo a sentir su erección en mi entrepierna y me tenso. Cuando introduce dos dedos en mi interior sé que ya no hay marcha atrás. Me baja las bragas y cierro los ojos para no ver cuando él se quita el bóxer. Escucho cuando abre el paquetito del condón. Segundos después mi cuerpo se desliza hacia arriba con un grito por una fuerte embestida.

Mi entrepierna se humedece solo para protegerme del dolor, pero no siento placer, no me gusta. La sensación en el vientre, mi interior apretando su pene, mi respiración y corazón acelerados avisando un orgasmo que sé que lo tengo, pero no lo siento. Solo es para complacer a Oliver, darle placer a él.

— ¿Ves que no es difícil? — Solo asiento y cuando sus labios cubren uno de mis pechos dejo algunas lágrimas caer.

— Ya no quiero. — Le suplico en un sollozo cuando abre mis piernas por segunda vez.

— Yo voy a follarte las veces que a mí se me den la puta gana para eso eres mi novia. — Tira de mi cabello.

— Es que ya no quiero, me duele. — Vuelvo a sollozar, pero no le importa. Me vuelve a embestir de una manera dolorosa.

— Yo me voy a encargar de que quieras todas las putas veces que yo quiera follarte. — Presiona mis caderas con mucha fuerza y acelera sus movimientos.

— Por favor, ya no. — Le suplico y sujeta mis manos a ambos lados de mi cabeza. — Ya no quiero, por favor. — Me sale en un susurro.

— Tú ya no vales nada Aitana, si te vas con otro no va a funcionar porque ya fuiste mía antes y nadie quiere a una mujer que otro hombre ya se la follo. Vas a tener que abrirme las putas piernas cada vez que a mí se me antoje, tú me amas incluso más de lo que yo te amo a ti, yo lo soy todo para ti, sin mi tu vida ya no tendría sentido.

AITANA. (Imperio #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora