IMPERIO 12.

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Como siempre en el viaje de aniversario me divierto con mis hermanos. No es la primera vez que estamos en Tokio, esta vez mini Aarón fue quién quiso venir y todos estuvimos de acuerdo. Disney Sea es increíble. Aunque estoy en una impresionante ciudad con mis tres hermanos y Keysi, es divertido e increíble pero no puedo disfrutarlo como otras veces.

Oliver no me ha llamado, ni siquiera me ha respondido ni un solo mensaje. Todos los días le envío muchos mensajes, le llamo y no responde, suena una o dos veces y luego corta la llamada o simplemente me manda a buzón. Ya le pedí perdón de todas las maneras posibles, pero no me responde, no le importa.

Cada día me siento más estúpida si tan solo hubiera hecho bien lo que él quería o hubiera tenido sexo las cosas serían muy diferentes en nuestra relación, él no estaría molesto siempre y se quedaría conmigo. Pero mi estúpido miedo no me deja hacerlo. No me siento lista para tener sexo, pero tampoco estoy lista para perder a Oliver y sé que eso va a pasar sino le doy lo que él quiere y como dijo, lo que es suyo.

Llegamos el domingo siguiente al mediodía a Nueva York, mis papás ya están aquí. Mamá tiene un suave bronceado y una amplia sonrisa como siempre al regresar de su viaje de aniversario.

De nuevo fueron al Nova Win, una isla privada con un destino turístico exclusivo y de lujo como todo lo que hace papá. Mientras mamá nos hace contarle sobre nuestro viaje papá la observa como si fuera la única mujer del mundo, con amor. Desde que tengo memoria la trata como una princesa, la llena de regalos, joyas de diamantes, rosas sin importar si es un día especial o no. La manera en que la mira es hermosa. Jamás he dudado lo mucho que se aman.

Siempre he querido que un hombre me mire como papá mira a mamá, que me ame como él la ama a ella, que me haga sentir como una princesa dentro de un castillo, tener una boda enorme con un vestido hermoso y muy grande como el de una princesa. Así como fue la boda de mis papás. Mamá encontró a su príncipe azul en papá, él encontró a su princesa en mamá. Sé que no siempre vamos a tener un final feliz o una historia de amor de cuento de hadas y yo estoy muy lejos de tener un amor y una historia como la de Aarón y Aisley Ivanova. Ojalá fuera así siempre.

El vuelo de Tokio es muy largo así que después de comer subo a mi habitación, pero no logro dormir como quisiera.

Del último cajón de mi mesita de noche tomo una caja rosa, cuando era niña aquí guardaba cosas de mis muñecas, ahora si me dan una notita escrita o cualquier cosa que una persona se haya tomado el tiempo de escribir con su propia mano la pongo aquí. Tomo la que está arriba que fue de la última vez que papá me envío rosas.

Jamás aceptes a alguien que no te trate igual o mejor que yo. Te amo.
Papá.

Lágrimas corren por mis mejillas al leer la nota, pero yo amo a Oliver y no puedo evitarlo, me enamoré perdidamente. Sé que él me trataría mejor si yo le diera lo que él quiere.

El lunes cuando llegó al estacionamiento de la escuela de música Oliver no llega. Lo espero por media hora... una hora y nunca llegó. Decido entrar a la escuela y mi antiguo profesor por supuesto que me deja quedarme. Quería ver a Oliver, pero no puedo negar que me ayudo demasiado volver a tocar el piano en el lugar en donde aprendí a hacerlo.

El miércoles es lo mismo. No llega y tampoco me responde. De nuevo regreso a tocar el piano e incluso ayudo a uno de los nuevos alumnos de David, es un niño de cinco años. Yo tenía su edad cuando comencé a tocar.

— Mi amor. — Mamá entra a mi habitación después de haber tocado. — Te he visto un poquito triste, ¿Esta todo bien?

— Estoy en mis días mamá y no me siento muy bien. — No es mentira, pero no es la razón por la que me siento mal, ojalá fueran solo cólicos.

— ¿Segura que es solo eso? — Me acaricia el cabello.

— Si y extraño a Adriano. — Me encojo de hombros y sonríe.

— Me da gusto que este cerca de ti y sé que a tu padre también, aunque no lo diga. — Se me escapa una carcajada.

— Mamá, sabemos que jamás va a aceptar algo así. — Ella también se ríe.

— Algunas veces es mejor quedar como amigos, justo como Adriano y tú lo hicieron. Nunca debes estar con alguien con quién no te sientes cómoda. Aunque tú te sentías cómoda con Adriano, pero no como novios, solo como amigos y eso les ha funcionado muy bien. — Asiento con una sonrisa. De verdad quiero demasiado a Adriano y aun me pregunto por qué no pude amarlo, no lo entiendo. — Recuerda que nadie puede obligarte a hacer algo que tú no quieras. — Bajo la mirada y asiento.

— Mamá, ¿Tú amas a papá? — Creo que es la pregunta más estúpida que he hecho en toda mi vida. La respuesta es obvia.

— Por supuesto que si mi amor. Tu padre es el amor de mi vida, es el padre de mis hijos y es un hombre increíble, pero no hay nada que yo pueda decirte que tú misma no hayas visto.

— Si, te trata como una princesa.

— Tú también vas a encontrar a alguien que te trate así mi amor, pero antes de encontrar a tu príncipe quizá tengas que besar a algunos sapos.

— Ay mamá. — Suelto una carcajada. — ¿Papá alguna vez te golpeó estando molesto o sino hacías lo que él quería? — Abre mucho los ojos.

— No mi amor, tu padre jamás me ha puesto una mano encima. Sabes que tiene un carácter algo fuerte pero aun estando muy enojado jamás me ha golpeado y sé que jamás lo haría, ¿Por qué lo preguntas? — Me pongo de pie para abrir uno de los cajones en donde guardo todos los folletos que me dan en el colegio.

— Es que ayer estaba buscando algo y encontré estos folletos que me dieron hace unos meses, por eso me vino a la mente. — Se los doy y comienza a leerlos.

Solo así se queda tranquila. Si les digo a mis papás que Oliver me golpea cuando se molesta papá es capaz de matarlo. Es lo último que quiero, al final siempre es mi culpa.

El viernes tampoco veo a Oliver y me da miedo no volver a verlo que ni siquiera teniendo sexo con él vaya a funcionar para que regrese. Han pasado dos semanas desde la última vez que lo vi o hablé con él. Le he enviado miles de mensajes que no responde. Lo he llamado otras mil veces y es exactamente lo mismo. Me odio a mí misma por haberlo hecho enojar, por eso se fue ese día del motel. Es mi culpa, siempre lo es, siempre arruinó nuestros pocos momentos juntos.

De nuevo vuelvo a llamarlo y no me responde ni una sola de las diez llamadas. Le envío mensajes y al menos por primera vez en dos semanas los abre, aunque no me responde que me haya dejado en visto es un paso importante, quizá en unos días me responda, aunque sea un mensaje, una llamada o mejor aún, quiera verme de nuevo. Me estoy muriendo y volviendo loca por verlo de nuevo. Lo extraño muchísimo. Haría lo que fuera para que volvamos a estar bien y vuelva a tratarme como lo hacía cuando estaba en Rusia.

AITANA. (Imperio #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora