IMPERIO 13.

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Teniendo en cuenta la semana que estuve en Tokio con mis hermanos, hoy se cumplen cuatro semanas desde la última vez que vi a Oliver. Hace una semana me respondió una llamada solo para gritarme que dejará de molestarlo y me volvió a decir que todo era mi puta culpa. Es algo que sé perfectamente y no hay un solo día en que no me arrepienta de todo lo que provoque.

Han sido las cuatro semanas más largas de toda mi vida. Lo extraño y tener que fingir que no pasa nada ha sido aún más difícil que no verlo. Tuve que seguir con mi vida, aunque tuviera el corazón destrozado. Cada día se vuelve más difícil tener que fingir delante de mi familia y amigos que estoy bien. Me estoy esforzando mucho para volver a tener buenas calificaciones, pero es difícil cuando no tengo al hombre que amo conmigo.

— ¿Qué tiene mi monstruo? — Adriano me asusta abrazándome por la espalda.

— Me duele la cabeza. — Apoyo la frente en la mesa. No he dormido muy bien, casi no me da hambre y me he concentrado en bajar de peso para que cuando vuelva a ver a Oliver ya no me diga que estoy gorda.

— Lástima que tu mejor amigo nunca trae tu dulce favorito.

— Eres el mejor. — Tomo la barra de chocolate de M&M's mientras Lexie se ríe.

— Ya lo sé. — Me da un beso en la sien. Adriano ha sido de gran ayuda para mi estas semanas y agradezco tenerlo conmigo, no sé cómo estaría en estos momentos sin él.

Hoy es miércoles y aún voy a la escuela de música. Le he estado ayudando a David con niños más pequeños en sus clases de piano y ha sido muy divertido. Me hace recordar cuando yo aprendía a tocar.

— Aitana. — El corazón se me detiene cuando veo a Oliver.

— Te extrañé. — Lo abrazo, pero me aparta.

— Vámonos al motel. — Sin dudarlo asiento.

— Mi amor, perdóname. — En el auto me da un profundo beso.

— Ya sabes cómo me tienes que pedir perdón. — Asiento. Llegamos al motel y en cuanto me arrodillo sonríe satisfecho.

— Mi amor, perdóname, no debí olvidar decirte que me iría del país, por favor, perdóname.

— Eso es hermosa. — Me acaricia el labio inferior. — Tienes que aprender muchas cosas aún.

— ¿Quién es? — Frunzo el ceño cuando tocan la puerta.

— Necesito que aprendas a hacerme mamadas hermosa y tardas mucho. — Aun no entiendo. Cuando Oliver abre la puerta entran un hombre y una mujer. El corazón se me detiene. — Lo que ella me haga a mí, tú se lo vas a hacer a él. — Abro mucho los ojos.

— Pero... — Me interrumpe.

— Pero nada, eres una puta inútil para hacer mamadas y se las harás a él hasta que sepas hacerlas bien, así que de ti depende. — Se me llenan los ojos de lágrimas.

— Tengo paciencia. — El hombre se baja los pantalones.

—¡No quiero hacerlo! — Las lágrimas caen por mis mejillas.

—Por supuesto que lo vas a hacer. — Me toma del cabello con mucha fuerza mientras que con la otra mano sujeta mis manos a la parte baja de mi espalda y me obliga a arrodillarme. — Abre la puta boca. — La mujer solo se ríe mientras sollozo.

Fue lo más humillante que he tenido que hacer, las lágrimas corrían por mis mejillas sin poder detenerlas. Vi a otra mujer con el pene de mi novio en la boca. Me dolió que lo disfrutará mientras que yo sentía asco.

— Aún tienes mucho que aprender. — El hombre del que ni siquiera sé su nombre pero que tuve su pene en mi boca se sube el cierre. Escucho un fuerte gemido por parte de Oliver y me niego a ver. Las lágrimas regresan.

AITANA. (Imperio #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora