Capítulo tres

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–¿Quieres ponerte algo, por favor? –Reprocha Melany al ver que solo ando en ropa interior.

–¿Por qué lo haría? Es mi cuarto y nadie vendrá...

–Como te decía, Alice... ¡SAMARA! ¡¿QUÉ CREES QUÉ HACES?!

Levanto la mirada de mi celular e instintivamente suelto un grito espantoso. No es un grito de "aaaaa" o de "¡Fuera! AAAAA" es de "¡AHAHAHAHHAHAHA AGH AAAAAAA" ¿Me explicó? Me trabé con mi saliva.

Jack y Paulo me miran de arriba hacia abajo y yo corro al baño.

–¡¿ES QUÉ NADIE LES ENSEÑÓ A TOCAR?!

–¡Se supone que tu habitación es un espacio libre!

Escucho las carcajadas de Melany con Paulo.

–¡¿Un espacio libre, dices?! ¡Es mi habitación! ¡Mi espacio privado! ¡MI CUEVA!

–¡Acabó de mirar tu cueva en medio de tus piernas, Samara! ¡No me hables de cuevas!

No puede ser.

–¡No es cierto! ¡No es una cueva! VETE.

–¡NO!

–¡LARGO, JACK!

–¡NO SAMARA! ¡Es un espacio libre!

–Por un carajo. –Murmullo– ¡Cierren la boca los que se están riendo!

Tomo un short y me lo pongo como si mi vida dependiera de ello. ¡No hay tal cueva abajo! Yo estoy muy bien, ese idiota no sabe describir las cosas. ¡Es la presión del momento! La adrenalina.

–¡Te dije qué te pusieras algo! –Grita Melany, abro la puerta y encaro a los tres– Ahora sí, ahora estás muy bien.

–¿Por qué iba a ponerme algo? Es mi habitación y se supone que nadie excepto yo entro a ella.

–Tú dejaste la puerta sin llave. –Defiende Paulo.

Lo miro. Me mira. Nos miramos. Mis ojos crispan.

–¿Y por eso deben entrar como si nada? Ustedes me matarán.

–No es nada diferente a verte en bikini, Jack es que exagera.

–Cállate, no la veas. –Empuja Jack.

–¿Por qué no debería de mirarla, Jack? –Pregunta Melany bajando y subiendo las cejas, Paulo ríe.

–¿Respeto? –Suspira.

–Estoy aquí chicos, ya paso.

Suelto un suspiro y camino hacia la cama, me tiro junto a Melany.

Es la primera vez en una semana que intercambió palabras con Jack, la primera vez que nos miramos. Desde su arrebato en el hospital, todo estaba tenso cuando estaba en recuperación, sabía qué preguntaba todo el rato por mí porque Melany y los demás me lo hacían saber; aunque él les dijera que no dijeran que él pregunta por mí.

Lo qué pasó en el hospital fue una fuerte discusión y con razón, al final le terminé de dar la razón porque yo he provocado desastres y él, ellos siempre han estado para mí. Les he sacado sustos horribles, incluso cuando solo duermo. Jack es el que más se frustra, Melany es la que más llora, Paulo el que razona, Alice la que me consuela, Ámbar la que me regaña más junto a Josué.

Estoy fingiendo ganas de recibir un trasplante para no preocuparlos, para que no se enojen, aunque no me crean nada porque mi cara que lo dice todo me delata. No es mi culpa, solo que como dije anteriormente; no quiero esperanzarme y luego que las cosas no se den.

–Oye, Melany ¿ya le dijiste? –Paulo pregunta algo a Melany y me volteo –Ah, ahora si haces caso. Chismosa.

Ruedo los ojos, tengo rabia y no sé canalizar la rabia.

–Melany, queremos acompañarte a tu siguiente chequeo, nunca nos dejas y nunca nos cuentas con detalle las cosas. –Dice sin detenerse Jack.

¿Eh? ¿Por qué querrían hacer eso?

–Queremos saber que puedes y que no puedes hacer. –Sigue Paulo.

–Por precaución. Estamos preparados para todo, pero, queremos ir. –Finaliza Melany.

Y yo suelto a carcajadas.

–Vale más que se está muriendo...

Escucho el murmuro de Melany y le doy un golpecito en el hombro sin parar de reír.

–No se ofendan chicos, pero, no necesitan hacerlo. Yo les digo todo lo que necesitan saber y listo.

–Queremos ir.

–No, no quieren –Paro de reír al notar que el ambiente se vuelve tenso– Yo no dejó que mis padres me acompañen por una razón que no les mencionaré, sé que ustedes quieren cuidarme, pero lo que menos necesito en estos momentos es que empiecen a tratarme como una niña de cristal que puede romperse en cualquier momento.

Yo no quiero que vayan y no solo porque me trataran como si ya estuviera en mis últimos días. No quiero que sientan lastima.

–Es que, te miramos muy mal, Samara –Habla Paulo– Cada día más pálida si es que es posible, apenas comes, tus ojeras se marcan muchísimo, tu peso, puedo ver tus venas desde aquí y si no fuera poco, te estresas muchísimo por la universidad y no está bien, el estrés no es bueno.

–Pues es lo que me toca, Paulo. Yo no puedo hacer más que esperar un corazón o morir.

–Esperar un corazón suena mejor –Murmura Jack.

–Es cierto, cada día me cuesta más levantarme y no sé porque no quiero irme a mi casa, pero no quiero morirme en mi casa y que mis padres vivan por mi fantasma que los atormenta.

Melany ríe.

–¿Entonces prefieres jodernos a nosotros?

–No, Mel. Solo digo que aquí en el campus estoy bien, los tengo a ustedes y me siento cómoda. Yo no falto a mis chequeos y, estoy comiendo lo que puedo. También me ponen intravenosas.

–Esto no es un hospital. –Refunfuña Paulo.

–Pero no quiero sentirme más enferma de lo que ya estoy yendo a uno. Los detesto y cuando reciba el trasplante, si es que llega; estaré semanas en recuperación en uno.

Nos quedamos callados y lo único que se escucha es como Paulo bebe de su botella con agua, Jack estruja sus dedos y los insultos que Melany a comenzado a formar en su cabeza.

–Debo irme chicos, tengo clase. Soy el único patético que metió la última clase tarde –Rompe el silencio Paulo y sin más, se va.

Y el silencio vuelve a reinar. ¿Por qué están tan empeñados en esto? Sé que les preocupo, pero ellos saben lo fuera de lugar que me siento cuando hacen esto.

Jack se acomoda a mi lado junto con Melany. Cierro los ojos y apoyo mi cabeza en Jack.

–No quiero que me mal interpreten. –Empiezo– Yo les estoy muy agradecida por todo lo que hacen por mí, pero, no quiero forzar las cosas. Un paso a la vez. Llevo años esperando un corazón y la verdad es que, ahora que me quedan meses de vida, el miedo me invade a cada instante.

Jack toma mi mano. Él toma mi mano, aunque esté enojado y Melany habla.

–Queremos entenderlo, te lo juro.

–Soy una bomba de tiempo, ¿no? –Susurro.

–Si, Samara; eres una bomba de tiempo que nos arrastrará a la perdición a todos.

Y ni siquiera puedo estar sola.

Mi corazón insisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora