Capítulo ocho

118 8 1
                                    


Después de la escena que montamos frente a mis padres y mi mejor amiga ayer, escena que fue grabada por Melany. Tuve que presentar a Jack con mi mamá y mi papá, ambos estaban sorprendidos de escuchar a Jack, ambos amaron a Jack y, ¿quién no amaría a Jack? Papá le dijo que luchará por mi amor y mamá le dijo que no dejará que nadie se metiera en su camino.

Luego de un rato me dejaron solo con Melany y Jack, este último me trajo chocolates, papas fritas, jugos, helado cosa que agradecí muchísimo, pero Melany no porque dijo que eso podía hacerme daño. Yo tomé las cosas y abrí la puerta metiendo todo, incluyéndolos.

Estuvieron conmigo hasta que llegó la noche, Melany se fue primero porque tenía que estudiar, pero Jack... Jack sigue aquí.

–¿En qué piensas, Sami? –Pregunta sin levantar la vista de sus apuntes.

–En nada. –Respondo mientras como la bandeja de papitas fritas que él me trajo– ¿Te vas a quedar?

–Si.

–¿Dónde dormirás?

–En la cama.

–¿Dónde dormiré yo? –Preguntó confundida.

–En el suelo.

Levanta la vista de sus apuntes, no me lo creo.

–¿Por qué yo tengo qué dormir en el suelo y tú en mi cama?

–Porque soy tu invitado. –Pregunta como si fuese obvio.

–Pero yo no te invite. –Carcajeó.

–Yo lo hice, pero como estoy en tu habitación, me convierto en tu invitado. –Ríe.

Lo veo por un momento, sus ojos brillan.

–Puedo correrte.

Niega.

–¿Correrás a la persona que te trae papas fritas y helado?

–Touché.

Ahora es él quien ríe mientras niega con la cabeza y vuelve a sus apuntes.

Dejo la bandeja a un lado y me acuesto en la cama tapándome, veo a Jack unos segundos y cierro los ojos. Son días bastante difíciles, han sido caóticos, pero agradezco tener a personas como Jack a mi alrededor.

Agradezco mucho tener a Jack conmigo.

Pasan al menos diez minutos y luego escucho bajar el interruptor de la luz, abro los ojos solo para chocar con la oscuridad. Tomo mi celular y lo prendo para poner música, no logro dormir sin música.

–Jack. –Lo llamó, pero no obtengo respuesta– Jack.

–¿Qué pasa? –Escucho como intenta levantarse– ¿Estás bien? ¡Ay!

Sonrió.

–En mi cama entramos los dos, duerme aquí. –Se queda en silencio– Tranquilo, no dejaré que duermas en el suelo, pero tampoco yo dormiré en el suelo.

Sin decir palabra alguna, siento como la cama se hunde al lado de la orilla, le doy parte de mi gran cobija a él y sigo escuchando mi música mientras escucho como su respiración se vuelve más tranquila y ahí es cuando me doy cuenta de que se ha quedado dormido.

No es nada incómodo ni raro, me siento cómoda con él a mi lado. Siento que puedo roncar, babear y tirarme un pedo sin que él me juzgue o hasta podamos hacer competencia. Jack me ha dado la suficiente confianza para ser yo misma y eso me encanta.

Me pego más a la pared mientras me volteo, logrando ver su rostro por las pequeñas luces que entran por la ventana, la luz de la luna ilumina su rostro y... él realmente es precioso.

¿Será posible que sienta aun cuando estoy enamorada de Paulo? No lo creo, pero...

–Si te veo, Jack...

Susurro antes de quedarme dormida.

***

La insensata alarma suena a todo lo que da, la persona a mi lado se remueve quitando parte de la cobija que me cubre. Estoy segura de que esa maldita alarma es de Jack porque yo no pondría una alarma tan horrible, aunque seguramente le ha de funcionar porque ese es un sonido insoportable.

–¡Apaga eso! –Alegó mientras recuperó parte de mi cobija– Y la cobija es para los dos, ingrato.

–Shhh.

Pero ¡se atrevió a callarme! ¿Qué pasa con este loco? Está en mi habitación, en mi cama, con mi cobija y todavía me calla. Es que la gente de ahora si es muy descarada.

Creo que nota como estoy maquinando como matarlo porque susurra "ya voy" y tiempo después la alarma del demonio deja de sonar. Es que esa alarma es horrible y yo pensaba que le funcionaba, pero no, él está volviendo a dormir. No es la primera vez que nos quedamos en la misma habitación los dos, pero si es la primera vez que escucho esa horripilante alarma.

–He imaginado despertar contigo muchas veces a solas, pero nunca pensé que fuera tan catastrófico. –Balbucea y le pego en la rodilla como puedo– No hagas fuerza.

–Cállate y déjame dormir. –Digo aún con los ojos cerrados, sé que dormí demasiado, estos días he estado durmiendo demasiado, pero necesito las fuerzas– Tengo que estudiar y tú haces mucho ruido.

–Pues cállate de una vez. –Se voltea y yo me volteo chocando con el rico frío de la pared.

–Una cosa, Jack; yo te silencio a ti, tú a mi no.

Ríe.

–Ujum...

Él me enfurece en cuestión de segundos y apenas es de mañana, ¿qué tal si le metemos un pequeño susto? No, no creo que sea apropiado porque bien llama a una ambulancia, se enoja conmigo y ya no tendré quien llore en mi funeral. Aunque yo no quiero funeral. No es que quiero que Jack llore por mí, no soy una mala persona para deseas eso, ¡¿quién lo invito a quedarse a dormir?! ¿Será que me escucho anoche? ¿Será qué al acceder a qué se quedará a dormir le dará esperanzas? No lo creo, él es muy maduro.

–¿No deberías levantarte e ir a clases? –Hablo, pero no obtengo respuesta– Jack –Lo muevo, pero solo recibo una manotada en mi mano, y dice estar enamorado de mí. –Tienes clases, Jack.

Bufa.

–Eres la chica más linda de todo el mundo y siempre lo serás para mí, pero por las mañanas eres muy molesta, Samara. –Lo que dice me causa risa, yo nunca he intentado hablar con alguien apenas me levanto por lo que no soy molesta y me da risa que la persona que dice amarme diga que soy molesta. –Que me gustes no te quita lo molesta.

Me hago un ovillo mientras sonrió y luego bostezo.

–Pues es bueno que tú no me gustes a mí.

–Eso cambiará. –Dice con un tono de esperanza.

–No quieres hablar de esto ahora porque yo no quiero hacerlo, mejor duérmete y falta a clase como el irresponsable que eres.

Suspira.

–No tengo clases hasta en la tarde, puse la alarma para molestarte. –Es que es un descarado.

–Haré como que no escuche eso porque no quiero que seas el primer chico que corra de mi habitación.

–Me halagas. –Extiende sus brazos y siento como acaricia mi brazo por debajo de la cobija. –Duerme Sami. –Hago un sonido con la garganta tomándole la palabra. –¿Sabes? –Habla nuevamente.

–¿Uhm?

–Algunas personas roncan, hablan dormidas, pero tú no. Tú haces sonidos extraños y asusta, deberías ir al doctor.

–Ay, cállate.

–Es que, es raro. Yo pude dormir bien, pero me levantaba cada tanto para saber si estabas bien. Pensé que eran burbujas de baba, pero no, eran sonidos, pensé que querías roncar o hablar, pero eran sonidos extraños. De ahora en adelante tomarás té antes de dormir.

Frunzo el ceño, aún con los ojos cerrados.

–¿De qué me servirá? –Preguntó extrañada.

–No lo sé, pero hazlo; necesitas relajarte.

Y luego de eso, duermo nuevamente con el mismo chico de ayer.

Mi corazón insisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora