Epílogo

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La nieve es muy pesada y quema pero me gusta. Veo cómo caen copos de nieve de los árboles, el frío es fuerte, el viento da en mi cara, me gusta caminar sola, disfrutar estos momentos llenos de alegría, de paz, amor. Nunca he sido una persona muy cariñosa y suelo ser sarcástica pero he cambiado, he aprendido a ver la vida desde dos puntos de vista.

La muerte y la vida.

Ahora veo todo lo positivo. Me gradué con buenas notas, he viajado, tengo un trabajo que paga muy bien, puedo correr y sentirme cansada pero en lugar de asustarme; sonrío. Le sonrió a los árboles, al cielo, al suelo, le sonrió a todo cuando corro y me siento muy cansada, me hace sentir viva. Ya no camino con la muerte, ahora solo camino con la vida. Los meses que estuve en rehabilitación fueron muy fuertes, era cansado y pensé que iba a morir, no fue así. Aquí estoy, caminado, sintiendo el frío, sintiéndome viva. Fotografió cada sintió al que voy, es un recordatorio de que sigo aquí, de que es real de que me dolió pero sigo aquí.

Pensé que mis amigos tomarían caminos diferentes pero no es así, estamos mas unidos que nunca. A veces viajamos juntos y nos juntamos a comer para hablar mal de nuestros jefes. Josué y Alice se comprometieron, se casarán en Agosto, fue una muy linda sorpresa y para qué voy a mentir, todos lloramos; hasta Paulo.

Allan y yo estamos juntos, vivimos juntos y ayer me pidió matrimonio en medio de una discusión.

"–¡Es que no puedes hacer eso! –Le reclamó.

Él ríe.

–Estas muy hormonal, trato de entenderte. –Mira al cielo, aun con una sonrisa en el rostro. –Vamos amor, no te enojes, fue un sustito.

–Que te den.

–Samara, te amo.

–¡Yo no te amo a ti! Vete de mi casa, largo. –Él carcajea y yo solo puedo evitar el impulso de apuñalarlo. –Imbécil.

–Pero es que ni siquiera fue mi culpa, fue la tuya.

–¡Largo, Allan! –Chillo.

–Bien, yo fui el que mezclo el blanco con rojo, fui yo. Lo hice mientras estaba en una operación a corazón abierto.

–Cínico.

Nos quedamos en silencio por minutos, mientras no intento ponerme mis pantuflas. Él se agacha y me las pone, suspiro. Estoy muy cansada.

–Ella esta loca. –Dice.

–Cállate, Allan.

–No habló contigo, hablo con los bebés.

No voy a sonreír, no lo haré. Sonrió y siento mis ojos arder, los cierro.

–No quieren hablar contigo.

Su madre está loca, ¿cierto? Ustedes la tienen muy hormonal, trabaja y los lleva con ustedes todo el tiempo, a mi ya no me ama. –Hace un puchero. –No me habla bonito, los envidio.

–Si te amo...

–Entonces cásate conmigo."

Le dije que si, me puse a llorar y hoy a primera hora; me entrego un regalo donde venían dos pequeños gorros de bebé. Uno morado y otro café. Si, los bebés son niña y niño. Fue impactante, yo esperaba uno y... no fue así, son dos y todavía de distinto género. Sentía que no podía pero, son parte de mi.

Ellos son parte de mi historia, de un amor verdadero y puro, un amor que lucho contra todo hasta el fin.

"–Hasta que uno de los dos decida marcharse."

Mi corazón insisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora