La Hermana De James Potter [Remus Lupin]

Solo un sueño... supongo

Domingo 10 de septiembre de 1972

Marilyn Potter.

Le he dado un puñetazo a más personas de las que puedo contar con los dedos de mis manos, pero jamás llegue pensar en pegarle en Snape, puesto que fue de las primeras personas que conocí en Hogwarts, ciertamente ya no éramos amigos, ni siquiera llegaría a decir que éramos "conocidos", pero no sabía que nuestra "relación" (si es así como le puedo llamar) fuera a llegar a estas alturas.

—Está de más decir que estoy terriblemente decepcionada de usted, señorita Potter. Nunca llegue a creer esto de usted, lo creería de su hermano, pero de usted jamás...

—Privilegiados. — la interrumpí. El despacho que conocía bien no tenía ni un cambio y de alguna manera, quería romper todo. —Severus Snape nos llamó niños privilegiados. — explique ante la atenta mirada de la mujer que tenía en frente, cuya mirada no se ablandó hasta que llegó la explicación detallada. —Yo lo soy. Vengo de una familia de sangre pura, adinerada, tengo una casa donde ir en vacaciones, amo a mi hermano, el me ama a mi y mis padres son los mejores. Lo sé, soy consciente de que soy privilegiada. Pero Sirius no; Sirius es repudiado por sus propios padres por no defender el estatus de sangre. Tiene cicatrices que se niega a explicar de dónde provienen y odia cuando alguien levanta la voz o se mueve repentinamente, dígame usted por qué será.

—Pero...

—Remus. Remus se convierte en una criatura con sed de sangre una vez por mes, por mucho que luche contra eso. Su familia no tiene un galeón y aún así, NUNCA se queja. No lo he escuchado quejarse ni una sola vez de su maldición, o sus cicatrices, o compadecerse de sí mismo. JAMÁS ha tratado mal a nadie, aunque se odie a sí mismo más que a nada en el mundo. —continué— Y Peter, ¿Peter?, el no se siente suficiente, el no sabe que yo sé pero es más que obvio, alguna vez lo vi en la torre de astronomía pensando en tirarse o no, y gracias a Merlín, no lo hizo, es mestizo, y claro eso ni a mi ni a mis amigos nos importa, pero a cierto grupo de Slytherin si y lo molestaban por eso hasta que aprendió a defenderse, sus padres aunque son amables, le recuerdan siempre a Peter que es un cobarde, cada que pueden. 

La profesora iba a hablar pero volví a interrumpirla de golpe, sin miedo alguno.

—Así que si, profesora McGonagall, golpeé a Severus en la cara. Y lo haría de nuevo. Por que puede decir lo que se le ocurra de mí, de mi familia y de mis privilegios por que tiene razón. Pero no voy a soportar jamás que le llame privilegiados a tres personas que lo único que no tienen son privilegios. Y si, lo volvería a hacer, con tal de defender a mis amigos, hay tantos problemas en su vida que me frustra no poder resolver ¿sabe?, y créame profesora, que yo le he tenido bastante paciencia a Snape, pero esta vez paso la raya, no fue por mi, ni por mi ego, ni por mi orgullo,  fue por mis amigos.

—¿Puede decirme mi castigo? —añadí— ya tuve bastante esta semana.

—Un mes de detención —contesto ella todavía perpleja por la información que le había dado.

Sin más salí de ahí para ahora sí dirigirme a mi habitación.

Llegue a la sala común.

—¿Por qué lloras? —la dama gorda pregunto.

Toque mis mejillas y era cierto, rastros de lágrimas se encontraban en mis mejillas, no le tome importancia.

—Verum leo —dije la contraseña.

La dama gorda rodo los ojos pero el retrato se abrió dejándome pasar.

Tome un cojín de el sillón principal y lo aplaste sobre mi cara, sintiéndome una completa mierda.