La Hermana De James Potter [Remus Lupin]

Preocupándonos

Viernes 12 de enero de 1973

Lyn Potter.

Las vacaciones de invierno se habían pasado muy rápido, siendo hoy que regresaremos al colegio.

Al final si le mande un regalo a Zack, era pequeño, pero era bueno, o eso creo. Fue un gorro negro, que Zack alguna vez me había dicho que quería, y no fue fácil de encontrar. De todas formas igual le había mandado regalos a más personas, Zack no fue el único, por supuesto.

Seguí manteniéndome en contacto con Remus y con Sirius, Peter casi no enviaba cartas.

—¿Estás listo? —le pregunto mi padre a James, sacando nuestras maletas del auto.

—Siempre.

—Me gusta tu confianza —le dije a James, el paso un brazo por mis hombros.

—1973 será nuestro año, ya verás —contesto.

—Lo que tu digas —conteste sonriendo.

—Niños, su padre y yo tenemos que irnos —mi madre hablo—, vengan a despedirse.

Todos nos dimos un abrazo.

—Dime que vas a escribir —me dijo mi madre lagrimeando.

—¿Estás... llorando? —pregunte enternecida.

—Ni una palabra —contesto riendo y limpiándose los ojos.

—¡Marilyn vámonos! —grito James, jalándome de la manga.

—¡Ya voy!

Cruzamos y llegamos a la estación nueve y tres cuartos.

—¡Cuánto adoro este lugar! —grito James viendo a su alrededor.

—Por dios James, ¿soy yo o estás muy feliz?

—Es solo... un nuevo año, no lo sé. Déjame ser feliz.

Antes de que pudiera decir algo, un niño bastante conocido se nos aventó en un tipo abrazo, tirándonos al suelo a James y a mi.

—Maldito —murmure adolorida.

—¿Así es como reciben a su mejor amigo? —pregunto Sirius levantándose y ayudándonos a hacer lo mismo.

Sirius y James se dieron una abrazo un poco largo, mientras yo buscaba con la mirada a algún rostro conocido.

—¿Si? —escuche la conversación de James y Sirius—. Yo te veo mejor que nunca, amigo.

Sirius arreglaba la ropa de James, y luego se giro a verme.

—La única chica que merece mi atención, te extrañe —Sirius me abrazo.

—Ahora todos andan de optimistas —murmure en medio del abrazo.

—¡Un nuevo año!, ¡anímate Lyn! —exclamo Sirius separándose.

—Si todos dejaran de gritar, lo haría —conteste, tapando mis oídos en burla, pero Sirius quito mis manos.

—No veo a nadie conocido —interrumpió mi hermano con el entrecejo fruncido, como si se hubiera esforzado mucho.

—Los veremos adentro, vamos —Sirius puso sus dos brazos alrededor de los hombros de mi y de mi hermano obligándonos a caminar.

Quite su brazo de encima, perdía mucho equilibrio, ya que el se recargaba en mi.

***