La Hermana De James Potter [Remus Lupin]

No nos gusta entrar en pánico

Anis te dedico este capitulo por las referencias a Hamilton, espero las entiendas.

Domingo 4 de febrero de 1973

Lyn Potter.

El día, el maldito día había llegado.

He estado desde la una de la mañana despierta mirando al techo, estaba aterrorizada.

"Lo resolveremos"

La voz de James iba de un lado a otro en mi cabeza.

El trato de hablar con Daniel para ver si yo podía no ir al partido, pero Daniel se negó y McGonagall también, ella amenazo con ponerme una mala calificación en su materia, con el argumento de que yo no debía hacer apuestas si no podía cumplirlas.

¡Yo ni siquiera acepte este estúpido partido!

James también negocio que el partido sea otro día, pero igualmente se negaron, porque Dumbledore ya había invitado a todo el colegio, incluso a los padres.

Con el argumento de que le encantaba el "espíritu de competencia que había en Hogwarts".

Iba a morir.

Estaba segura que hoy era mi día.

Estaba aterrorizada, estaba sobre pensando todo.

¿Qué me esta pasando?, ¡Yo no soy así!, yo ya había superado mis inseguridades. Yo ya... las había enterrado, muy dentro de mi, en un lugar donde no pudieran salir, las había escondido desde que era pequeña, las había evitado toda mi vida, y ahora...

—¿Lyn? —la voz de Marlene me hizo regresar a la realidad—. ¿No irás a desayunar?, podemos ir juntas, si quieres. Mitchell también ira...

—Déjame en paz, no necesito desayunar.

De hecho, era lo que más necesitaba en este momento, pero no quería salir del cuarto, no podía.

—Por favor... vamos —Mitchell hablo—, nos preocupas. Todo estará bien...

Empezaron a darme "palabras de ánimo", no las escuche, no quería.

Me tranquilice a mi misma para no gritarles y acabar en pánico; como ayer.

—Estamos aquí para ti —dijo Marlene.

Cállate.

—Todo va a estar bien —ahora dijo Mitchell.

—Cállense... —me atreví a hablar—, por favor... solo salgan de aquí. Déjenme sola, yo iré a desayunar cuando tenga ganas, fuera.

Ya no las escuche más, ya se habían ido.

¿Qué iba a hacer?

¿Qué demonios se suponía que iba a hacer?

Después de un tiempo decidí salir a caminar por los pasillos.

Había mucha gente en estos, pero al parecer eso era lo que necesitaba; ruido, poder no preocuparme por al menos un segundo.

Alguien paso chocándome el hombro.

—Oye, fíjate por donde vas —dijo con brusquedad, pero al ver la cara con la que se choco relajo su tono—, oh... eres tú.

—¿Connor? —negué con la cabeza maldiciéndome mentalmente—, no necesito esto ahora.

Me di la vuelta y seguí caminando.

Sentí como me seguía, luego me tomo de la mano girándome hacía el.