Yo nunca nunca

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Viernes 27 de octubre de 1972.

Marilyn Potter.

Cuando se hizo muy tarde (por ahí de las ocho de la noche), regresamos cada quien a su sala común.

Camine por los pasillos desiertos, y sentí que me seguían, me gire y vaya, vaya, Connor.

Me alcanzo hasta caminar a mi paso.

—Connor —salude.

—Marilyn —me lo regreso.

—¿Necesitas algo?

—¿Por qué una señorita tan bella como usted esta caminando sola por la noche?

Eso era como un juego entre los dos, hablarnos con desinterés como si no nos conociéramos.

—No lo sé, ¿por qué un bello señorito como usted esta caminando solo por la noche?

—Touché. ¿Ya vas a tu sala común, señorita?

—Así es, señorito, ¿y usted?

—La acompaño.

Después de segundos de silencio, el y yo comenzamos a reír por las tonterías que habíamos dicho.

—Ya en serio, ¿Qué hacías? —me pregunto.

—Caminando por ahí —dije mientras le sonreía.

—Si —no lo escuche muy convencido pero no le di importancia.

Llegamos a mi sala común, nos despedimos y se fue.

Entre, no había nadie en ningún lado de la sala.

Estaba todo oscuro casi no se veía nada, pero yo confiaba en mis instintos.

Fui rápidamente a las habitaciones de las chicas, camine hasta mi habitación, pero antes de llegar pude ver a dos chicas como de quinto año gritándose con fuerza.

—¡Regrésame mi camisa!

—¡Regrésame la mía!

Agradecí tener a Mitchell y a Marlene de compañeras, son relativamente tranquilas.

Pase de largo esquivando un almohadazo.

—¡Ya llegue! —dije cuando abrí la puerta de mi habitación.

Marlene y Mitchell estaban platicando, seguramente su plática había sido demasiado intensa porque estaban levantando un poco la voz, pero nada de que alarmarse.

—¿Cómo te fue? —me pregunto Marlene.

Mientras me tambaleaba tratando de quitarme mis zapatos le conteste, —El dijo que fue una cita.

La pelirroja y la rubia soltaron un chillido.

—¡Una cita! —grito Marlene.

—¡Una cita! —reitero Mitchell.

—¡Si, una cita! —las imite.

Me dirigí a mi closet para buscar una camisa grandísima que me llegara a las rodillas, tenía muchas así que estaban escogiendo una.

—¿Cómo fue? —pregunto Mitchell.

—¿Se besaron?

—¿Qué? ¡no!, no no —conteste.

—Cariño, eso no fue una cita —dijo Marlene— una cita es en un lugar bonito, van vestidos formalmente o de acuerdo al lugar y una primera cita es muy importante.

La Hermana De James Potter [Remus Lupin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora