La Hermana De James Potter [Remus Lupin]

Halloween

Viernes 27 de octubre de 1972.

Marilyn Potter.

—¿Qué hacemos? —pregunto James cuando salimos por el retrato de la dama gorda— ¡tengo una idea!, ¿vamos a la sala común de Slytherin a ponerle polvos pica-pica a Quejicus? —su tono demostraba una clara emoción.

—Aunque esa idea me encanta, no gracias. —contesto Sirius.

— ¿No? —pregunte confundida encarnado una ceja— ¿Quién eres? y ¿Qué fue lo que le hiciste a Sirius Black?

—¡Nada! de hecho no descartaría la idea para más tarde, pero primero quisiera enseñarles algo que nunca les he enseñado.

—¿Y a que se debe el honor? —pregunto Remus.

Sirius comenzó a caminar más rápido y todos lo seguimos.

—No lo sé —se encogió de hombros al mismo tiempo que nos guiaba por el pasillo oscuro— lumos —murmuro y una luz salió de la punta de su varita— solo se me ocurrió.

—¿Pero si podremos hacer que Quejicus se retuerza de comezón? —pregunto James esperanzado.

—¡No haremos eso! —exclamamos Remus y yo al mismo tiempo.

Mirándonos al instante por la sincronización —¡me debes un chocolate! —dijimos al mismo tiempo.

—¿Me debes un chocolate? —pregunto Sirius.

—Es una expresión muggle —explique— la oí de Mitchell un día, se utiliza cuando alguien dice lo mismo que tú al mismo tiempo.

—¿Y entonces se deben un chocolate?

—Pues supongo que sí, James —contesto Remus sonriendo.

Seguimos caminando sigilosamente entre bromas y risas, obviamente siendo silenciosos.

Después de un tiempo me di cuenta a donde íbamos, no dije nada.

Me puse a lado de Remus y el me agarro de la mano entrelazando nuestros dedos, lo cual me tomo por sorpresa, pero no puse ninguna resistencia.

Los otros dos no se percataron de esto, estaban demasiado ocupados hablando entre ellos y diciendo cualquier idiotez que les pareciera divertida.

Cuando llegamos a la torre de astronomía Sirius dejo de hablar y recargo sus antebrazos en el barandal, poniéndose a buscar algo en el cielo oscuro.

—Ahí estas —murmuro.

—¿Sirius?, hermano seguimos aquí.

—Lo sé, —hizo una pausa— miren al cielo, esa constelación es canis major, es la mía.

Me posicioné de igual forma que Sirius, James y Remus hicieron lo mismo.

—No veo nada —dije entrecerrando los ojos para enfocar mejor.

—Y se supone que el ciego es James —dijo Sirius.

—¡Oye!

—Yo tampoco veo nada —protesto Remus a mi lado.

Después de unos segundos de haber estado buscándola la encontramos.

—Es una de las estrellas más brillantes se llama Sirio, es la estrella que puede verse desde la tierra —presumió— A pesar de su color blanco azulado que se ve desde aquí, se trata de una estrella roja, aunque en realidad es una estrella doble: Sirio A y B. Sirio A pertenece a la constelación del canis major. A veces llamada «estrella perro».