Capítulo 27

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Después de lo sucedido con los chicos no hemos vuelto hablar del tema ni hubo algún otro problema de celos o problemas con Cristine. O eso creo.

Confío en ellos, de verdad que lo hago, se que no harían algo que me haga daño porque sí, pero en la que no confío es en Cristine, ella me da muy mala espina cuando se trata de ellos, o de cualquier cosa.

Aiden se ha esforzado para que lo perdone. He tenido unas ganas de decirle que todo está bien y que ya lo perdone pero me gusta verlo sufrir un poco.

Ahorita estamos sentados en el comedor en la casa de los chicos porque sus padres justo llegaron de viaje y querían verlos.

-Gracias, mamá. - agradece Caleb dandole un beso en la frente a su madre por el regalo que le trajo.

-No hay problema, mi niño. -Caleb rueda los ojos ante el apodo cariñoso de su madre y yo río, la mamá de los chicos se voltea hacia mi y sonríe- Leah, te traje algunas cosas- dice agarrando algunas cosas de su maleta, entusiasmada - Espero que te queden bien, no se tus medidas exactas pero pude calcular un poco. Ve y pruébatelas.

Me alcanza una montaña de ropa que se ve de lejos que es costosa y le la deja en mis brazos.
Hago un esfuerzo para no caerme de culo. Si que pesa.

-Yo no...- intento decir pero ella me interrumpe.

-No acepto un "no" como respuesta. Ve y cámbiate- me ordena y me empuja hacia una habitación para que me cambie sin poder rechazar.

Dejo la ropa en la cama de la habitación para inspeccionar toda la ropa. ¿Cuanto gastó en esto? No me gusta usar ropa tan cara porque me siento incómoda, ni es mi estilo.

El primer vestido que veo es dorado, con brillantes sin llegar a ser exagerado, simplemente hermoso. Me lo pruebo y veo como tiene un cuello en V que deja ver partes de mis pechos sin ser vulgar y se ciñe a mi cuerpo perfectamente, por la parte de mi torso hasta mis muslos donde hay una tela de seda del mismo color con un corte al lado y cae suelto por mis piernas.

Una perra divina y empoderada.

-¡Leah! ¡Sal de ahí, te queremos ver!-grita la mamá de los chicos desde afuera.

Salgo de la habitación y desde el pasillo puedo ver a la mamá de los chicos fascinada con el vestido.

-¡Te queda divino! -chilla ella corriendo hacia mi para indpeccionarme de arriba abajo con ojos críticos. Los chicos de asoman por el pasillo para verme y me da risa cuando quedan boquiabiertos.

Yo estoy ahí, parada, en medio pasillo, incómoda. Los padres de los chicos están viendo el vestido, alagandome, mientras que sus hijo están devorándome con la mirada.

Siento como el calor empieza a cubrir mi cuerpo e imágenes completamente impuras donde los chicos y yo somos protagonistas, aparecen en mi mente.

-Estas hermosa -comenta Axel.

-Gracias -sonrío, tímida.

-Bueno, este te queda espectacular, ahora ve por el otro.- me ordena la mamá, terminando su revisión. Hago lo que dice porque como antes, me empuja hacia la habitación.

Seguimos así hasta que ya no quedaron más vestidos para probar. En total fueron como diez vestidos y algunas cosas más. Solo me pregunto una cosa: ¿Porqué gastó tanto en mi?

-Bueno, te quedaron espectaculares, te los tienes que llevar.- dice tendiéndome un maletín con todos los vestidos.

-Yo no puedo aceptar todo esto- digo intentando devolvérselo pero ella me sonríe cálidamente y niega.

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