Capítulo 32

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Ha pasado una semana y Aiden no vuelve. Los chicos no me han querido decir nada y cada vez que les pregunto me dicen que eso es algo que Aiden debe de decirme. Ni si quiera han podido decirme si está a salvo o no. Y por esa razón me he peleado con ellos.

He intentado comunicarme con Aiden millones de veces. Estoy segurísima que tienen más de cien llamadas perdidas mías y más de mil mensajes míos. Estoy muy preocupada por él. Según lo poco que me dijeron sus hermanos, debe de estar bien donde sea que esté pero yo no estoy muy segura. También me han dicho que no es la primera vez que lo hace y que ya lo ha hecho unas cuantas veces.

En este momento estoy en mi turno en la cafetería de Martha. Estoy terminando de limpiar todo porque ya cerramos y le dije a Martha que se vaya a casa para que descanse porque ha estado todo el día yendo por todas parte ya que le tiene un pedido para un evento muy especial en no se donde y no se para quien.

Escucho la típica campana de que alguien acaba de llegar, estoy a punto de decir que ya cerramos pero Aiden con la misma ropa con la que lo vi hace una semana, ojeroso, y pálido, entra.

Corro hacia él, parece no poder mantenerse de pie por si solo, y lo llevo al asiento más cercano qué hay.

-¡Aiden! Oh Dios mío, pensé que te había pasado algo - lo abrazo tan fuerte como puedo, él no me lo devuelve pero no me importa.

Huele mal, bastante mal, su ropa está sucia y él definitivamente necesita una ducha.

-Lamento... haberte asustado...- dice mirándome. Sus pupilas no están dilatadas pero sus ojos azules no tienen ese mismo brillo de siempre.

-¿Donde estuviste? ¿Qué ha pasado? ¿Te encuentras bien?- lo miro pero el no responde, solo baja la mirada. Está muy delgado...

Me levanto del asiento y él sigue todos mis movimientos.

-¿Quieres algo de comer? - pregunto y él asiente.

Me pongo a preparar un par de sándwiches pero no creo que sea suficiente para su estado así que le preparo un par de cosas más y así se pueda llenar.

Debo de llamar a los chicos, seguro van a estar aliviados de que su hermano esté bien o por lo menos esté vivo.

Pongo el plato al frente de Aiden y él empieza a devorarlo mientras que yo agarro mi móvil para llamar a sus hermanos pero este agarra mi muñeca bruscamente impidiéndolos.

-No los llames- lo miro dudando.

-Son tus hermanos, deben de saber que estas bien...

-No lo hagas, porfavor... - insiste y no puedo resistirme por la forma en que me mira, termino asistiendo.

-Necesitas descansar, Aiden, y tomar una ducha. ¿Que tal si subimos a mi piso para que te duches y vayas a domir? Parece que no has domirdo desde hace un tiempo - este asiente lentamente, llevo los platos sucios al lavabo y los lavo para terminar de guardar todo y poder cerrar la cafetería.

Los dos subimos en completo silencio en el asensor. Aiden está apoyando en una de las paredes de este mientras que yo lo sostengo.

¿Pero que carajos le paso? No quiero preguntarle ahora porque necesita descansar. ¿Porque no quiere que llame a sus hermanos? Es que cada vez los entiendo menos a estos seis.

Llegamos a mi piso en completo silencio, Aiden, llevo a Aiden a la ducha y lo siento en el vater. Dudo que pueda quedarse de pie por si solo. De mi armario agarro un pantalón de pijama que los chicos habían dejado y unas toallas limpias.

Abro el grifo y empieza a salir agua fría, espero a que se caliente solo un poco porque se que Aiden odia bañarse con agua fría pero tampoco tan caliente.

EviternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora