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Lian Campos-

Estaba triste porque Ariana se había ido, me había caído bien, es una buena tía.

A, también es bonita.

Como para mi papá.

Tomas Campos-

Lian me miraba desde su asiento como si estuviera planeando algo.

Me miraba, miraba a otro lado, me miraba, miraba a otro lado.

—¿Qué?—le pregunté cuando lo encontré mirándome.

—¿Yo?—preguntó poniendo sus manos en su pecho, como una señora, asentí—nada—dijo—pensando en el colegio y mi futuro—dijo dolido.

—Pero si no vas al colegio—dije y el me miró rodando los ojos.

—Algún día voy a ir, pa—dijo como si fuera algo tan obvio.

—Pero aún no lo haces—dije.

—Ahg, ya interrumpiste mis pensamientos puros y sinceros—dijo cruzando de brazos mirando la ventana.

—Que pendejo este—dije tratando de no reírme mientras miraba los carros pasar.

—Te escuché, Campos—dijo y yo lo miré por el espejo retrovisor.

—Vos también sos Campos—dije.

—Vos me entendiste—dijo enojado.

A veces creo que es un señor en el cuerpo de un niño de 2 años, habla tan bien sin trabarse, camina perfecto sin tropezar con algo, sabe como modular bien, sabe que hacer en muchos casos y sobre todo...planea tantas cosas el boludo.

Pero es mi hijo y lo amo por más que sea más inteligente e irritante que mi abuelo.

El auto se detuvo enfrente de la mansión haciendo que el se baje rápido y toque la puerta.

Me baje del auto yo y entre a la casa, Iara había abierto al instante.

Mire a Lian quien le decía algo a su tía, me miraron y rieron.

Los mire confundido y se callaron.

Dios sálvame de cualquier cosa que estos hagan.

Subí a la pieza y al verla me quise matar.

—Lian Exequiel Campos—grite y apareció en cuestión de segundos, miró la pieza, me miró, sonrió inocente—acomodas esto—dije y el asintió.

—Más tarde—dijo intentando salir de la pieza.

—Ahora—dije.

—Paaaaaaaa—reprochó haciendo un bailecito raro.

—No te lo repito dos veces, Exequiel—mi tono molesto hizo que caminara hasta un juguete y mientras me miraba lo acomodo.

Así hizo con todos.

—No los volvas a desordenar—Amenace y el asintió rápido.

Dos o tres veces me ha visto enojado de verdad, el sabe que no es bonito, y no, no es que le pegue, no, me pongo irritante el resto del día y no le habló.

Odia que no le hablé.

𝐕𝐢𝐝𝐚 𝐩𝐚𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚 | 𝐂.𝐑.𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora