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Ariana Grace

Tomas...—pronuncié cuando su mirada volvió a mis ojos.

—Lian, anda con tu abuela—hablo, el niño renegó, pero terminó yendo con los brazos cruzados.

Tomas volvió su mirada a mi cuando, Lian, estuvo en los brazos de su abuela, lo mismo hice yo.

Tomó una de mis manos y sin decir nada se levantó, me vi en la obligación de seguirlo, podía ver su cuerpo moverse en dirección a un lugar desconocido.

Se detuvo cuando entramos a una terraza, el lugar estaba completamente solo, estaba iluminado por cosas pequeñas, estaban colgada de diferentes partes, daba vista a Buenos Aires completamente iluminado, era hermoso.

Volví mi mirada a Tomas cuando sentí su mano en mi cuello.

—Tomas...—volví a pronunciar bajo cuando su mirada estaba en mis labios.

Sus ojos se encontraron con los míos haciendo que me ponga nerviosa de la nada. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo cuando puso su otra mano ahí, pego su cuerpo al mío.

Abrí la boca para decir algo, pero la cerré cuando me dediqué a mirar a Tomas por primera vez.

Sus tatuajes resaltaban, su cabello teñido caía en su rostro, no completamente, pero igual caía, estaba vestido con un traje, era negro, pero tenía dos botones de su camisa desabotonados, la camisa era blanca y completamente lisa, no tenía zapatillas(no sé como le dicen, pero son zapatos formales), tenía unos nike blancos, el traje le quedaba perfecto, no le quedaba ni muy pequeño ni muy grande, se miraba muy bien.

Nuestra cercanía hacía que cada vez quiera sentir sus labios sobre los míos, me desesperaba el que no lo hiciera.

Acercó nuestros rostros hasta que llegó el punto en el que si me movía un centímetro nuestros labios chocaban.

Me descuidé un segundo viendo sus labios, pero de un momento a otro esos labios estaban pegados con los míos.
Me quedé quieta un segundo, pero luego moví mis labios a su ritmó, bajó la mano que tenía en mi cuello dejándola en mi cintura.

Pase mis manos a su cuello haciendo que nuestros cuerpos se peguen a un más. Cerré los ojos concentrándome completamente en encontrar la cosa que hacía que sus labios se vuelvan adictivos, su sabor era una mezcla de menta con nicotina, le di paso a su lengua cuando pidió permiso para entrar a mi boca.

Mi respiración empezaba a faltar, el se separó, lo miré mientras mi respiración agitada intentaba controlarse, mis ojos se conectaron con los de el, no dijimos nada, pero segundos después volvió a unir nuestros labios, este era solo un beso.

No sé que estoy haciendo, pero me gusta.

𝐕𝐢𝐝𝐚 𝐩𝐚𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚 | 𝐂.𝐑.𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora