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Tomas Campos

—¿Qué miras?—pregunto Candela, quite mi mirada de Ariana quien hablaba animadamente con mi hermano.

—¿Eh?—pregunté.

—Estas viendo mucho a Ariana, si ese pendejito de mierda no hubiera llorado—dijo.

—No voy a permitir que hables así de mi hijo—dije tranquilo, si me pongo a hablar más fuerte todos van a escuchar, voltear a ver o incluso grabar.

—No hagas show, Tomas, sabes que solo estorba—habló, mi sangre en ese momento hirvió.

—Pues ándate, Candela, no sos indispensable en mi vida, el es mi hijo y si pensas eso de el, te podes ir y todos felices, puedo encontrar a alguien que acepte a mi hijo—dije.

—Me voy a la mierda—habló alto haciendo que todos en la mesa miren—te vas a arrepentir, Tomas—hablo antes de salir.

Cuando se fue del lugar suspiré tranquilo sentándome bien.

—¿Qué pasó, pa?—preguntó Lian intentando subirse a mi silla, me miró pidiendo ayuda.

Tomé su cuerpo y lo cargué sentándolo en una de mis piernas.

—A mi también me cae mal, Candela—dije mientras le componía el pelo.

El sonrío.

—¿Ahora vas a hacer novio de Ariana?—preguntó en mi oído.

—Puede ser—dije haciéndolo sonreír feliz, subí mi mirada encontrándome con Ariana riendo mientras mi hermano le decía algo.

Automáticamente me puse serio. Se notaba la química entre ellos.

Ella volteó de la nada encontrándose con mi mirada.

Ariana Grace

Volteé encontrándome con Tomas mirando serio, Lian miraba de la misma forma, pero parecía divertido.

Hice una seña haciendo que el responda con otra seña.

—Banca, voy a ver que quiere Lian—mentí, el hermano de Tomas asintió.

Cuando me levanté de la silla y empecé a caminar, en el caminó me encontré con la mamá de Tomas.

—Te miras bien con Juan Manuel—habló ella con una sonrisa, asentí incómoda.

No había pensado en eso.

Me acerqué a Tomas y me senté en el lugar de al lado.

—¿Qué pasó?—pregunté.

—¿Te gusta?—preguntó haciendo que la miré confundida.

—¿Quién?—pregunté de nuevo.

—Juan Manuel—dijo.

—¿Qué? No—pregunté y respondí rápido.

Tomas me miró haciendo que un escalofrío recorra mi espalda, su mirada era fija y sería.

Bajo la mirada a mis labios.

—Tomas...—pronuncié lento cuando su mirada volvió a mis ojos.

𝐕𝐢𝐝𝐚 𝐩𝐚𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚 | 𝐂.𝐑.𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora