«Desde Austen hasta Brontё, el ser humano se ha centrado más en idealizar los sentimientos, en lugar de vivirlos».
♡♡♡
Caminaba sin sentido por la habitación desde hace dos horas. No debería estar nerviosa, era un aburrido trabajo de latín.
«Exacto, no era el qué sino ¨quién¨ me hacía resonar el suelo de madera como si bailase claqué».
Seguro los del piso de abajo estaban planeando atascar el ascensor la próxima vez que lo usara.
¡A partir de mañana bajaré por las escaleras!
Miraba el reloj. Diez en punto y seguía sin aparecer, no era capaz, ni tan siquiera, de enviar un mensaje de texto para excusarse. ¡Menudo imbécil! Mi paciencia tenía un límite y hace dos minutos se volcó la copa.
Me puse el pijama y leí algo antes de dormir, debía disfrutar esa noche sin la bruja husmeando en mi vestidor, intentando desaparecer todo lo que no fuese de color negro. Probablemente era la única vez que lograba convencer a Natalia de ir a dormir con Heather y Jules.
No podía dejar de mirar el reloj. Pasaban los minutos y se volvía cada vez más difícil concentrarme en la lectura. No cuando tenía su voz metida en la cabeza, devorando mis pensamientos.
«Estaba claro que no iba a venir. ¿Por qué seguía esperando?»
Unos toques en la puerta... «¿Será Natalia?». Seguro Heather la mandó a la mierda y no tiene dónde dormir, o quizás Jules confirmó sus teorías sobre su hermano, en cualquiera de los casos, no me quiero imaginar sus índices de cabreo.
Dejé mi libro en la mesita de noche y abrí la puerta. Para mi sorpresa, no era la sarcástica y malhumorada de mi amiga sino el capullo que me había hecho esperar como si fuese el mismísimo príncipe de Gales.
—¿Qué mierda haces aquí? —Estaba mosqueada; pero es comprensible cuando llevas dos horas mirando las malditas manecillas del reloj.
—Menudo recibimiento —Se apoyó en el marco de la puerta y bajó su mirada.
Sus ojos se oscurecieron cuando recorrieron mis piernas desnudas. Con el mismo descaro continuó por todo mi cuerpo hasta perderse en mis pechos. Podía sentir mis mejillas arder de la vergüenza.
—Aunque vale la pena soportarte, solo por las vistas —Su sonrisa se ensanchó. Sabe que consiguió ponerme nerviosa, lo que suma otro punto a su favor.
«Detesto que tenga este efecto en mí».
—¿Puedo pasar? —Asentí con la cabeza.
Las palabras se atascaron, otra vez, y quedé como una idiota frente a sus narices. Una vez dentro, cerré la puerta detrás de él y sentía su mirada escanearme sin pudor alguno.
«¡Mejor me cambio, antes que consiga ponerme más nerviosa!»
—¿Podrías... darte la vuelta? Necesito cambiarme —Expliqué y se encogió de hombros.
—Pedirme que no te mire es como pedirle a un ciego que sí lo haga, es absurdo —Caminó hasta mi librero con aire indiferente.
—Hablo en serio, Nicholas —Intenté parecer ruda, pero fracasé en el intento.
—¿Y qué te hace pensar que yo no lo hago? —Está científicamente probado que hacerme enojar es inherente en él.
—Eres un imbécil.
—Tienes que ser más creativa Elizabeth —Recorría los libros con sus dedos, inerte de su alrededor; pero a la vez, pareciese que analiza todo en segundos, descifrando cada detalle, cuan caso de Conan Doyle.
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Voces del Otoño © [✓]
RomanceBilogía "Entre equinoccios" [Libro #1] ... Él esconde un secreto. Ella pone en riesgo su vida por descubrirlo. Enamorarse no es una alternativa; pero cuando el deseo es más fuerte, el pasado es devastador. ... Nicholas se encargó de construir una fa...