«No eres tú, eres el reflejo paradigmático de la sociedad».
♡♡♡
No podía dejar de mirar el reflejo en el espejo del aparador.
Complexión delgada. Tez blanca, tan pálida que podía pasar por enferma ante los ojos de las personas. Pecas por doquier, desde la nariz hasta la espalda baja. Cabello cobrizo que llegaba poco más de la altura de los hombros. Ojos en un tono grisáceo, melancólicos. Aparentemente sin complejos según los estándares de belleza de la sociedad; pero llena de inseguridades e incomprensiones.
Los años que pasé inmersa en mi burbuja, pasaron factura cuando tocó enfrentarse a la realidad. Pasé toda mi vida cumpliendo expectativas, ahora, la perfección que perseguía, me atormenta.
Escuché la voz de Natalia llamarme desde el baño. Terminé de alizar algunos mechones rebeldes, luego recogí mi cabello en una coleta. Apresuré a enseñarle el atuendo que había seleccionado. ¡Estaba emocionada!
—¡Oh mierda! —Por la expresión de horror de Natalia tuve el presentimiento de que un día despertaré y mi vestido misteriosamente habrá desaparecido.
—¿Qué? ¿Por qué me miras con cara de querer matar a un cachorro?
—Sí, a uno con un pésimo sentido de la moda —Hice una mueca y bufé en respuesta.
«Y pensar que estaba acostumbrada a sus insultos».
Parece ser que no.
—¡Eres la versión cursi de Mérida! Liz, dime qué es una broma y no pensabas llevar ese vestido a la fiesta —Lo observé una vez más, era perfecto —o al menos eso pensaba— pero estaba claro que no lo era para Natalia —El que calla otorga —Sentenció la bruja que tengo por amiga.
—Toma, pruébate esto —Me lanzó un top rojo y unos pantalones ajustados.
—¡Estamos en pleno otoño! ¿Quieres que tenga una neumonía por tu culpa...? —Una chamarra de cuero negra se estampó en mi cara.
«¡Genial! Ahora soy una chica ruda de los años 70».
Salí del vestidor minutos después y me detuve a observar mi reflejo.
No era yo.
Sentía extraño mostrar una minúscula parte de la piel de mi abdomen. La seda del top rojo vino contrastaba con la palidez del cuello. Los pantalones negros se ajustaban a la cintura, remarcando la silueta y mostrado unas caderas que desconocía. No era mi estilo, pero tampoco estaba tan mal.
Aunque claro, no le iba a dar el gusto a Natalia de escucharlo.
—Sigo pensando que mi vestido no estaba mal, parezco motera o en el peor de los casos, a ti —Natalia inmediatamente se echó a reír. Soltó mi cabello, lo despeinó un poco como si no fuese ya lo suficientemente rebelde y me hizo girar para coincidir con su típica mirada amenazante.
—Es cierto, pero con ese vestido no se te pegará ni una mosca. Abre la boca —Negué con la cabeza y apreté mis labios.
—Ni te creas que voy a permitir que me pintes con ese color.
—Bien, tú misma, de todas formas, no se te iba a correr —Y eso era una clara forma de decir que estoy más sola que un gato, al menos no insistió en que llevase aquel rojo intenso. Ahí sí que no respondo.
—Venga, vamos —Tomó su bolso y yo el mío, guardé el celular y caminamos hasta el ascensor.
Una vez bajamos al lobby, soltó Natalia tratando de ocultar una carcajada, —¡Estás bien ardiente, calabaza! —Rodé los ojos, esta chica tiene la capacidad de hacerme enojar y reír al mismo tiempo.
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Voces del Otoño © [✓]
RomanceBilogía "Entre equinoccios" [Libro #1] ... Él esconde un secreto. Ella pone en riesgo su vida por descubrirlo. Enamorarse no es una alternativa; pero cuando el deseo es más fuerte, el pasado es devastador. ... Nicholas se encargó de construir una fa...