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"The Sinner" / Kibutsuji Muzan / Kimetsu No Yaiba

Pedido por Alexa_682 [Muchas gracias por la paciencia, espero y te guste]

Título

"El Pecador"

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"La noche pertenece a las bestias", le habían dicho una vez.

Danzaba bajo la luz de la luna y entre los bosques, adicto al frío del invierno como otros al calor del hogar. El kimono se enganchaba con algunas ramas y debía de frenar para desengancharlas, demasiado temeroso de que el crujir que producirían si las dejaba romperse despertara a los lobos. Tenía los pies desnudos irritándose por el suelo del camino visible sólo a sus ojos y una de sus manos encerraba con fuerza aquella campañilla adherida al lóbulo de su oreja, con cadena soldada para evitar ser removida.

Aquel lago, ya proclamado un prohibido lugar para él, se hizo presente ante sus ojos, con la luz de la luna reflejándose en la calma y cristalina agua. El aroma de la tierra humedecida mezclada con el de la noche invernal acarició su nariz y le brindo un suave escalofrío en su espalda. Y entonces se acercó a la orilla, mojando sus dedos con la congelada agua, y esperó, en silencio.

Los minutos pasaron en una mezcla de rapidez y lentitud, sintiendo a ratos que llevaba toda una noche de pie y a otros creyendo que no llevaba ni un segundo allí. Sus pies se tornaron un tanto rojos del frío que, con el pasar del tiempo, se hacía notorio, mas no le dio importancia y continuó quieto y en pie.

-Te has tardado un tanto más esta noche-Murmuró, sintiendo el olor metálico de la sangre opacando el de la noche y la tierra.

Una figura varonil pasó por su lado sin siquiera rozar sus ropas, comenzando a sumergir su rostro y sus manos para despojarse de las manchas rojizas que inevitablemente había conseguido mientras comía.

-Fue difícil escoger-Respondió finalmente Muzan, retirándose del agua para comenzar a quitarse las dos capas superficiales de prendas.

El humano lo observó en silencio hasta que el demonio hubo terminado de asearse, acercándose sólo entonces para sujetar su rostro y besar sus labios efímeramente.

-¿Fue el sabor o alguna otra cosa?-Murmuró fríamente, con sus ojos negros fijos en los rojizos del otro.

Las manos pálidas de Muzan recorrieron los brazos de su amante con lentitud, rozando sus uñas contra la piel con tal suavidad que se sintió como la más sutil caricia que jamás le habían brindado.

-El sabor, en gran parte... La textura también -Admitió sin rodeos, continuando su recorrido en el contrario hasta detenerse en su cuello-... Ya no temen de la misma manera y eso-...

-altera ambas cosas-Finalizó el humano, sintiendo escalofríos ante las caricias del contrario.

-Exactamente-Se inclinó ante el contrario y fue él quien besó entonces a su amante, haciendo danzar sus labios unos segundos antes de separarse.

Sus uñas rascaron los costados de su cuello y presionaron las venas y la arteria, sintiendo su pulso un tanto acelerado. Kibutsuji se sintió tentado a enterrarlas en la carne y transferir su sangre a montones, pero le detuvo el vívido pensamiento de verle sufriendo, y aquello en parte le enfureció; en aquellos años que llevaba como demonio, como el padre y señor de todos los otros demonios y bien temido por muchos mortales, nunca le había interesado el sufrimiento o el dolor que alguien pudiera llegar a sentir. Pero ahora tenía a aquel humano sin nombre por el que llamarle, y toda aquella indiferencia parecía incapaz de aparecer si se trataba de él.