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"Matar a un ángel" / Tomioka Giyuu / Kimetsu No Yaiba

Pedido por privado (Espero que te guste y gracias por tu paciencia)

AU! Medieval

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Era Kazther una criatura distinta a cualquier otra. Él era, simplemente, un ser formado principalmente por su macabro pasado. Nada mucho más interesante que una buena historia que contar a las crías humanas a media noche para evitar que huyan de sus camas.

Giyuu recordaba la sensación de su piel erizándose de poco en poco al oír de los labios de aquel posadero uno de los tantos acontecimientos ocurridos en los que la culpa se le era atribuida a tan ficticia criatura. Aún tenía en su interior la cruda sensación de su sangre correr fría por sus venas debido al pánico. Aún había en su rostro un atisbo de horror. Y aún residía en sus ojos aquel atisbo de ausencia que había provocado la curiosidad por visualizarse a él mismo en aquel cruel e increíble escenario.

La historia oída, sentida y casi vivida, contaba amargamente sobre el asesinato a un ángel por parte de un hombre; decían los rumores (que Tomioka tomaba por falacias) que un joven, que cargaba por cabello la noche misma y por ojos oro puro, ya cansado de la vida, había escalado el monte más alto de todos para llegar al templo de los ángeles, donde cometió pecado al rechazar su vitalidad...

"... Resignado ante todo y preparado para morir, Kazther se arrodilló cara a cara con el rostro de mármol y bajó su mirada, sintiendo como a vida se escapa por entre sus dedos en forma de sangre.

Alzó la vista con lentitud cuando, viendo ya venir su último aliento, se sintió vivo otra vez. Se encontró frente a sus ojos, rozando casi ambas narices, el rostro lívido de aquella criatura lo presenciaba con grandes ojos penetrando en su ser. Y rió.

Los rumores son difusos y, en su mayoría, falacias. Saber de qué hablaron ambas criaturas será siempre un misterio para nosotros los mortales. Pero si os puedo asegurar esto: Kazther tuvo la osadía de humedecer sus labios con su líquida vida para luego besar los divinos labios del ser que se alzaba ante él.

El ángel, enfurecido por haber sido invadido por pecado, abrió sus alas y con su poder intentó fulminar a nuestro protagonista. Pero como he dicho antes, Kazther era muchas cosas; alquimista, ladrón, sacerdote, escritor y cazador, sin embargo, hacía ya tiempo que había dejado atrás su humanidad y, junto a ella, su mortalidad. Sus heridas sanaron tan rápido como se habían formado y, con ágiles movimientos, comenzó a moverse por el templo.

Nueve días. Dicen algunos que nueve días y ocho noches estuvieron ambos correteando por el sagrado lugar, esquivando ataques, pecados y escombros que eran soltados por el contrario con intenciones de ganar aquella batalla.

Y la novena noche el ángel cayó sobre la sangre ya seca que Kazther había derramado el primer día. Sus alas se posaron con suave agotamiento sobre los suelos de mármol y sus ojos, también cansinos, enfocaron débilmente a aquella bestia que, feroz e impasible, se mostraba carente de indicios que indicaran agotamiento o dolor.

-¡Oh, mi señor! Perdóneme, porque he fallado ¡Ya no hay en mi existencia algo valioso!

-Pelea-Se dice que se oyó el murmullo del padre de todos.

Kazther se aproximo a su cuello con nada más que una fina daga, volviendo a cortar sus muñecas para empapar con su vida al ser divino, que comenzó a quemarse ante tanta pecadora historia.

Los gritos de muerte de aquella majestuosa criatura se camuflaron con los truenos de la tormenta que fuera se desataba, dando a aquel panorama una sonata lúgubre que gritaba la muerte de la pureza a manos de aquel ser tan hermosamente cruel.