Año 1936 Bolonia, italia, 3 de enero.
Aquel pelinegro salió de aquel pequeño cuarto donde se encontraba rentando, desde que su madre había fallecido aquella Herencia había pasado a sus manos pero éste no estaba ni siquiera a gusto de recibirla para irse a Venecia, siendo el único hijo de aquella familia de buena posición económica ni siquiera se había acercado al banco para ir por sus bienes que estaban a su nombre en el testamento, no tenía ni el más mínimo interés de volver a su vida de rico, preferiría estar bebiendo y haciendo trabajos de mecánico, estaba sólo, nunca se casó, ni siquiera formó una familia y si quisiera en unos años más ¿Quién saldría con un cincuentón mediocre que hace algunos años había salido de un hospital psiquiátrico?, no era buen candidato para una mujer, no quería a nadie más que no fuera aquella mujer de cabellos negros y rostro de ensueño qué tal vez ya estaba muerta, odiaba el hecho de que los barcos pesqueros mataban cualquier ser marino que se les cruzase y aún más cuando decían que tenían a una Sirena atrapada y la usarían como objeto de exhibición. Había estado 15 años encerrado en aquel hospital psiquiátrico que cuando su madre decidió dejarlo salir éste tenía 33 y a pesar de haber mostrado buen comportamiento en aquel lugar para que no le dieran sesiones de electroshock seguidas no había salido del todo bien ya que se había vuelto un alcoholico adicto también al tabaco, su madre quería estar cerca de su hijo pero éste se lo impidió rechazando volver a casa a pesar de que su madre ya estaba algo enferma y no le quedarían muchos años de vida.
Tenía el cabello largo por debajo de sus hombros y tenía una barba no tan grande pero le hacían lucir de su edad o incluso años más viejo, no le interesaba en lo más mínimo su aspecto de hecho quería morirse en cualquier momento, y su vida amorosa era tan patética que solo se había resumido en su relación de un año con aquella chica mitológica y por lo tanto iba a morir Virgen a su edad, fácilmente podía recurrir a una acompañante para tener algo de sexo casual pero ni eso se le apetecía, ya no se sentía vivo.
Al menos ese día tenía día libre en su trabajo donde ganaba lo suficiente para comer, pagar su renta y beber alcohol los fines de semana, tomó una chaqueta que estaba algo rota, poco le importaba salir así ya que nadie sabía que hace algunos años él era un hijo de una familia adinerada con el dinero suficiente para comprar 6 mansiones. Caminó por la ciudad camuflándose entre tanta gente, su aspecto de vagabundo era demasiado notorio hasta su olor, el solía bañarse solo 2 a 3 veces por semana.
Un montón de hombres que iban en un auto con cajuela enorme de metal, como acostumbraban aquellos autos de la época llevaba un tanque de cristal gigantesco, estaban estacionados en la plaza y aquel tanque estaba tapado por un trapo rojo, éste frunció el ceño pensando en qué tal vez era una probabilidad de que tenían a una Sirena encerrada allí. No podía creer que a pesar de los años los seres humanos eran una total mierda que acabarían con varias especies en un futuro y se matarían entre ellos.
—SEÑORAS Y SEÑORES, YO MANUELO BORGELI, HE ENCONTRADO A UNA DE LAS CRIATURAS MÁS FANTÁSTICAS Y HORRENDAS A LA VEZ, ¿HAN OÍDO HABLAR DE LAS SIRENAS?— preguntó éste al público, aquel pelinegro quería hablar pero no estaba seguro ya que si al menos decía que tuvo un extraño amorío con una lo tomarían de loco y con más razón si olía a alcohol barato, y su aspecto de vagabundo lo tachaban de loquito.
—Esas cosas no existen— se dignó a decir aquel pelinegro, el público le tomó la razón y no se rió de él a pesar de lucir como vagabundo.
—¿No me crees señor?, es normal en ustedes ya que nunca han visto a una, por eso dicen que no existen pero yo les mostraré lo contrario, les presento a una sirena de verdad— éste levantó aquella cortina revelando una Sirena de cabellera rubia, ojos azules y cola de color azul grisáceo, tenía un golpe en la mejilla y temblaba de miedo, al menos sabía que habían Sirenas que no tenían rasgos asiáticos, aquella Sirena estaba asustada pudo deducirlo ya que conocía muy bien a Mikasa cuando estaba en ese estado vulnerable, una incontrolable tristeza invadió su ser, quería hacer todo lo posible para llevarla hasta la costa más cercana y liberarla, no iba a permitir que aquella Sirena fuera utilizada para un espectáculo digno de un show de especímenes raros.
Aquel pelinegro observó con tristeza acercándose al tanque para observar el maltratado rostro de la mujer rubia que mostraba miedo al verlo.
—NO TE ACERQUES VAGABUNDO— exclamó aquel señor qué tal vez era unos años más joven que él.
—La criatura sufre, la han golpeado, son unos desgraciados miserables— éste puso su mano en aquel cristal, la Sirena hizo lo mismo viéndole con un brillo especial a aquel hombre.
—Porque se lo merece, es un monstruo, es mejor que te vayas de aquí o te daré una paliza horrible junto con mis camaradas y haré que olvides tu propio nombre— amenazó tirando de la camiseta al pelinegro, éste crujió los dientes de la rabia y la impotencia de no poder hacer nada.
—Emilio—
—¿Quién?— preguntó con una mirada confusa.
—Emilio Saintatore es mi nombre, mi familia era una de las más importantes de Italia, espero que no se te olvide ese nombre— éste vió con enojo a aquel hombre que con fuertes carcajadas se subió a su auto cubriendo con aquella sábana roja aquel tanque, se subió a aquel auto y se fue del sitio dejando a la multitud asombrada, enojada y confusa.
Pasaron varios días y aquel pelinegro no podía dormir bien tan siquiera pensando en aquella Sirena que estaba capturada y exhibida como fenómeno, no quería eso, al menos quería soltarla al mar esperando encontrar a más de su especie para preguntar por Mikasa si al menos la conocían en su tribu.
Éste se puso de pie a mitad de la noche, se encaminó hasta los establos de aquel sitio donde habían cuatros y robó un caballo a escondidas, iría hasta donde estaba aquella Sirena capturada a cómo diera lugar, la rescataría. Cabalgó por dos horas entre las afueras de la ciudad observó una vieja casa y reconoció aquel característico auto que tenían aquellos maleantes, observó aquel tanque sobre el auto, éste cabalgó cuidadosamente hasta aquel sitio, se bajó de aquel caballo atándolo con una cuerda a un árbol cercano para que éste no se escapase.
—Hola— susurró mientras levantaba aquella sábana y observó a la Sirena en un estado aún más demacrado, estaba más delgada, esos idiotas no la alimentaban. —No te asustes pequeña, voy a rescatarte, hay un lago a 15 minutos de aquí al menos voy a llevarte allá para que no te mueras, no sé si vayas a poder resistir, no te haré nada malo, no soy como ellos— aquella Sirena le vió con un brillo de esperanza en sus ojos, éste abrió la parte de arriba de aquel cristal dejando expuesta a aquella Sirena fuera de la caja de cristal, ella abrazó a aquel hombre mientras lloraba agradecida. Éste la jaló fuera del tanque cayéndose al suelo con ella, solo esperaba que aquel ruido no hubiese sido tan fuerte ya que sería su muerte segura.
—Gracias... — agradeció mientras tocaba su cara.
—¿Puedes hablar?— ella asintió, al menos sabía algunas palabras.
—Gracias al cielo, ven, voy a llevarte en caballo, cúbrete con esto— dijo mientras la envolvía con aquella sábana roja y la cargaba al estilo nupcial hasta aquel caballo. —Mierda, pesas mucho, tal vez unos 76 kilos, espero no caerme— dijo mientras desataba a aquel castaño y se subía junto a ella con un poco de dificultad para comenzar a cabalgar hasta las profundidades de aquel bosque esperando que aquellos tipos no los encuentren, éste desgraciadamente tendría que volver a Venecia, a su antigua casa después de liberar a la Sirena en el mar pero no sabía si sobreviviría ya que estaba muy lejos del mar lo más cercano a la costa era un pueblo llamado Marina di Ravenna que se encontraba a 5 horas de allá, era un riesgo si no la tenía en un tanque como esos, no tenía dinero y solo era un hombre de mediana edad demacrado y alcoholico.
Jiji 😜 me olvido k este fic es de actualización diaria hshshhshshsh pero no crean k es así, si toda la semana tengo inspiración toda la semana escribo hshhshshshhd cuando no puedo ni como me ayuden 😭
ESTÁS LEYENDO
Three feet to touch the underworld [AU EM] [CORRIGIENDO]
Fantasy"Tan lejos pero a la vez tan cerca", eso describía aquel muchacho mientras era arrastrado por las profundas aguas tras presenciar un accidente en un crucero. Seres mitológicos que creía que solo existían en los libros ficticios eran reales, no podía...