Capítulo Treinta: Canto de Sirena

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13 de octubre del 2019, Miami Florida, EU, 8:31 pm.

Zeke se dignó en irse de su casa ya que Eren había dicho que quería privacidad con su novia pero el hermano mayor interpretó que tendrían sexo y solo se fue mientras se reía, éste había hecho la cena para los dos, Mikasa había tomado un baño y se había bajado a la cocina para cenar mientras que Eren servía los alimentos.

El castaño dejó todo listo en la mesa para sentarse, la pelinegra al estar tímida solo se sonrojó mientras que él le acomodaba el asiento para hacer que ella se sentara, ya ambos cenando como en una cita el de ojos verdes preguntó.

—Oye Mikasa... ¿Llegaste a tener algún contacto más allá de beso con mi yo del pasado?

—No— negó con la cabeza.

—Oh, ya... tengo otra pregunta, ¿Cuantos años tienes realmente?, ¿200? Leí que las sirenas son muy longevas y tu vida en la tierra era bastante larga y mi yo del pasado vivía a inicios del siglo XX, así que supongo que haz vivido lo suficiente en el agua como para conocer todo el océano, ¿Verdad?

—No realmente Eren... hay cosas que no sabes de mi, mi especie, por ejemplo: las Sirenas somos de agua salada y solo estamos en zonas tropicales porque el agua fría del ártico es dulce y no soportamos bajas temperaturas, puedo morir congelada, Antes de conocerte... maté a un marinero que intentó atacarme cuando era más joven— comentó la fémina un poco apenada, Eren levantó una ceja confundido ya que desconocía ese lado que tenía Mikasa, no llegó a conocerla del todo por su habla corta.

—Oh, entonces si tenías amnesia y por ello apenas estás expresándote con claridad ahora.

—Si y no, estar tanto tiempo sin hablarle a un humano si hizo experimentar amnesia pero no creo que haya afectado a mi habla realmente.

—No entiendo Mikasa... las Sirenas digo... tu, bueno... oh mierda no me puedo explicar bien— la fémina le vió con preocupación.

—Cambiemos de tema, ¿Si?— dijo mientras besaba su mejilla, éste se sintió raro ya que parecía que la pelinegra poseía un lado más racional y humano que cuando estaba en el agua, tal vez era por estar fuera de mucho tiempo, hacia que pudiese pensar mejor e incluso hablar bien.

—Bueno... ¿Donde vivían las Sirenas?— preguntó insistente ya que si quería saber todo de ella ya que si se sentía bastante atraído hacia Mikasa, su belleza era atrayente como una joya única y su voz... cada que Mikasa hablaba se sentía atraído, de hecho tenía la necesidad de cumplir todos los caprichos solo por escuchar su voz, su voz.

De hecho había una explicación, cuando una Sirena cantaba era obvio que atraía a un marino pero incluso podía repeler el canto de otras Sirenas ya que ellas reclamaban al hombre que se llevaban con tan solo cantarles a ellos, para seducir a uno tenías que cantarle y tocarle el rostro mientras lo hacías para atraer a tu presa.

—Vivíamos en una cueva en las profundidades con acceso a salir por la superficie, siempre nos refugiamos de los depredadores, las ballenas blancas...

—¿Orcas?— preguntó Eren y la fémina asintió.

—Si, ellos han comido muchas de nosotras, no sé realmente a donde se van nuestras almas... pero el hecho de que he vivido mucho... me asusta y me asusta estar consiente de ello, me asusta saber que viviste lo mismo que yo cuando nos conocimos... bueno, tú yo del pasado... te vi viejo... no quisiera verte viejo otra vez, verme joven a mi y a ti viejo es lo que más temo, te amo Eren, y temo que mueras otra vez— el castaño abrazó a la Sirena para hacerle saber que estaría bien.

Aún le faltaba mucho por investigar sobre la longevidad de las sirenas y si había una posibilidad de que Mikasa envejeciera junto a él estando fuera del agua.

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⏰ Última actualización: Sep 27 ⏰

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Three feet to touch the underworld   [AU EM] [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora