Capitulo Diecinueve : "Hogar"

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El castaño levantó a aquella Sirena pelirroja para impulsarla para que ella saltase a los barandales del barco, aquella olas se movían constantemente, la chica logró colgar una de sus garras en los tubos, aquel hombre rubio y la pelinegra la jalaron para llevarla dentro, ya allí estaba en el suelo con unos moretones que la caída le había causado.

—¡Eren!— gritó aquella pelinegra al ver que aquel barco se alejaba, no quería dejar a aquel chico en esa isla otra vez, no quería dejarlo solo, si no se iba con él se lanzaría al mar para quedarse a su lado.

El chico rubio vió una soga en el barco y con su plan improvisado se la lanzó al castaño para que éste trepara con todas sus fuerzas y se subiese al barco, éste se aferró a la soga para intentar subir con todas sus fuerzas la pelinegra le dió la mano para que éste subiese, aquella soga iba a soltarse pero la fuerza sobrehumana de la chica se lo impidió, la chica pelinegra era demasiado fuerte ya que aquella soga era gruesa y pesada y sólo aquel rubio se consideraba apto para sostenerla, el castaño ya dentro del barco cayó en los brazos de la pelinegra.

—Voy a revisar los motores— sugirió aquel hombre corpulento de cabellera rubia, Mikasa asintió con Eren inconsciente en sus brazos.

—Eren... ¿Estás bien?— preguntó la pelinegra viendo a aquel chico de hebras cafés sin responder, aún respiraba, estaba vivo pero supuso que se había dormido ella no sabía que era estar inconsciente así que esa fue su primera conclusión. La Sirena pelirroja estaba en el suelo con aquella cola algo seca, un calor inexplicable empezó a recorrer su cuerpo no sabía que era, como reacción a eso solo se retorció del dolor, tenía miedo nunca había sentido su cola tan inútil como la sentía en ese instante.

—Uhmmm— gimió, la pelinegra recostó al castaño en aquel sofá de cuero que estaba en el barco para auxiliar a su amiga.

—Agua dulce, agua dulce hará tu cola pies— ella dió vueltas por todo el barco buscando agua dulce para bañarla pero no había ni un rastro de ella, no sabía que pasaba si una Sirena estaba tanto tiempo sin agua salada, tal vez moriría, un sentimiento de culpa invadió su ser, no quería perder a su nueva amiga.

Mientras tanto aquel chico de hebras rubias estaba algo frustrado ya que no había suficiente combustible para llegar hasta Florida, o esperaban que las olas los llevarán o se quedarían en aquella isla, por lo mucho tendrían una hora más para viajar pero no irían a Florida si no a aquella isla turística cercana para pedir ayuda, eso era la opción más óptima y reportar que fueron secuestrados ya que la policía les preguntaría el por qué tenían un pequeño yate robado, este le pertenecía a un empresario reconocido en la zona y obviamente aquel grupo delictivo había robado el yate bajo amenazas de muerte a los empleados del dueño.

Aquella chica se le acercó a tocar repetidas veces sus hombros, aquella acción era un tanto frustrante para el rubio ya que la chica era más de acciones que de palabras, la chica mostraba preocupación en su rostro y estaba ansiosa, había una Sirena al borde de la muerte y no sabía que hacer y a parte su amor más presiado estaba durmiendo sin reaccionar, no sabía que hacer, ella nunca había lidiado con algo así en su vida.

— ¿Que sucede Mikasa? ¿Pasó algo? —Mostró confusión en su rostro mientras veía a aquella chica pensar las palabras correctas sin trabarse ya que él habla se le hacía más dificultoso cuando estaba nerviosa, solo Eren sabía eso, ya la había puesto a prueba una vez cuando fingió ahogarse.

— Ummm... Mi... Mi amiga no reacciona, quiero agua dulce — dijo tirando de él para que este viera con sus propios ojos la problemática situación algo descabellada que estaba presenciando, juraría que si alguien más escuchara el relato que le estaba pasando creería que está loco y que le faltan como 3 tornillos en la cabeza.

— Explicate bien, no te entiendo — aquella pelinegra frustrada al no poder expresarse correctamente por su nerviosismo se puso a llorar mientras se hacía bolita en el suelo.

— A... Ayuda — susurró la pelirroja mientras veía que aquella cola blanca con manchas naranjosas estaba encogiendose y poniéndose rígida con el paso de los minutos, una Sirena no podía estar mucho tiempo fuera del agua ya que su cola podía caersele y morir en el caso de que no fuesen Sirenas Híbridas pero el tipo de agonía de una Sirena pura era diferente ya que ellas poseían branquias gruesas en el cuello y la espalda más notorias y en cambio a las híbridas estas poseían solo branquias muy delgadas y pequeñas que se ubicaban su cuello y eran algo difíciles de notar por su tamaño.

Éste conocía algo de las Sirenas por los diversos libros que había encontrado en la biblioteca y libros PDF de biólogos que habían experimentado con algunas Sirenas reales, pero no sabía si aquella teoría era cierta ya que no podías creer en algo que todavía no haz visto, pero que ahora tenía a una frente suyo le hizo analizar lo que tanto había investigando por 5 años y le tachaban de fantasioso e inmaduro.

El rubio vió a una distancia considerable una hielera azul, el hielo era agua al menos eso la mantendría con vida para esconderla de la gente ya que no quería asustarla tampoco por los curiosos que irían a ver a una Sirena real. Éste corrió hasta aquella hielera para abrirla, tenía dos botellas de vino y la mayoría de aquel hielo estaba derretido, serviría de algo al menos.

— Apártate voy a salvar a tu amiga — dijo sin más para lanzar el agua fría y con hielos sobrantes a aquel cuerpo inmóvil de la Sirena pelirroja, la pelinegra se había hecho a un lado antes de que el agua le cayera encima, la chica pelirroja estaba mojada pero quella sensación de calor se había ido pero en cambio sentía frío y su cola se dividió en dos, ella se asustó al ver aquella cola con la mitad de cada aleta divididas.

— AHHHHH — gritó mientras movía aquellas extremidades que soltaban las escamas para convertirse en piernas pálidas, casi como la tonalidad que poseía un cadáver frío.

— ¿Estás bien? — preguntó el rubio a la pelirroja, ella negó llorando ya que a parte de que ya no tenía su cola no sentía aquellas piernas, no podía moverlas tan siquiera y sintió algo de envidia de aquella Sirena pelinegra que ella podía moverse con facilidad pero no le fue fácil tampoco ya que Eren le había enseñado a caminar correctamente sin tropesarse y le había costado semanas adaptarse a sus piernas y aún tenía sus fallas ya que no podía correr con fuerza porque era evidente que iba a caerse por el flaqueamiento de sus piernas.

— Duele — hizo un puchero mientras se arrastraba desnuda en el suelo haciendo un pequeño berrinche. El rubio la vió preocupado, este fue a la cabina principal donde estaban los motores ya que había una puerta en el suelo que llevaba al piso de abajo donde había una habitación con un baño, una cama y ropa tirada, siguió merodeando hasta encontrarse con una bata de baño limpia, este la tomó y se dirigió hasta arriba para ir hasta donde estaba la pelirroja llorando.

— No es ropa pero de algo te servirá en lo que llegamos a tierra firme —Este se agachó para colocarle la bata correctamente sin importarle que estuviese desnuda. Cargó a la chica hasta aquel sofá donde estaba inconsciente el castaño para sentarla sin que sus pies tocaran el suelo ya que estaban aún pálidos y entumecidos por el frío del agua con hielo y el hecho de que su cola se le había secado demasiado.

— Tu novio está inconsciente Mikasa— aquella chica enfocó su mirada al castaño que seguía sin responder ni levantarse.

— ¿No está dormido? — preguntó curiosa al verlo tan tranquilo en ese estado, el rubio negó ya que reconocía muy fácil cuando una persona estaba inconsciente o dormida, ya que al desmayarte tu cuerpo no reacciona ni siquiera a los golpes en las mejillas.

—No lo está, pero nos sobró algo de hielo por si queremos despertarlo— sugirió mientras caminaba otra vez rumbo a la cabina principal para intentar conducir aquel yate, no era un experto usándolo pero al menos los llevaría a todos a aquella isla turística que estaba a 20 minutos de allí.

La pelinegra se quedó observando al chico castaño quien todavía seguía inconsciente, sus brazos y piernas parecían gelatinas por lo dóciles que estaban, no quería molestarlo, esperaría a que éste despertase por si solo.


El capítulo está medio meh pero espero que entiendan jijiji hdjshdjhd

Three feet to touch the underworld   [AU EM] [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora