Capitulo Dieciséis: "¿Amenaza?"

197 24 1
                                    

Estaba anocheciendo en aquella isla, aquel chico castaño llevaba allí casi dos meses, tenía en su cara un bigote notorio que le hacía lucir más viejo que de lo que podía aparentar con la cara afeitada, éste estaba sentado en la arena, tenía puesta una camiseta vieja mientras con un palo escribía en la arena "SOS" como un tipo de borrador que pensaba poner en grande ya que hace algunos días atrás había escuchado un helicóptero pasar por la zona y se le había hecho gran idea realizar aquel plan ya que con eso lo rescatarían y podría llevarse a Mikasa para vivir con él, ya que en ese lapso de tiempo que llevaba estando con ella comenzaba a tener sentimientos raros, no sabía si era porque nunca en su vida había tenido contacto femenino así de cercano o porque le estaba gustando, era muy confuso para él todavía estar seguro de aquellas emociones, solo quería salir de allí con ella lo más rápido posible ya no se sentía capaz de seguir en aquella isla, sentía que no iba a sobrevivir si seguía viviendo allí, por las noches lograba escuchar a kilómetros gritos femeninos, no sabía si eran Sirenas o gente muriendo ahogada pero lo más probable era que aquellas Sirenas hacían llamado de dolor pero desconocía el porqué gritaban, no quiso preguntárselo a Mikasa ya que de seguro ella no le podía contestar esa pregunta ya que al parecer no sabía cosas de su misma especie e incluso tenía otro tipo de enseñanzas era como si ella se hubiese alejado de su tribu para ser más empatica con los humanos y mostrarles que ella no era mala y que de hecho podía tener amigos humanos, pero a él le mostraba un cariño distinto parecido al de una pareja y de hecho todo el mes se la pasaba diciéndole "Novio" "Novio", éste no mostraba desagrado a esa palabra y al referirse a él de esa forma de hecho se le estaba haciendo agradable de oír, Mikasa era inocente y éste un frustrado sexualmente ya que tenía demasiada carga sexual hacia ella, estar en esa isla había hecho valorar casi nulo gusto sexual a las mujeres, ya que estando en Florida estaba pensando seriamente si no era Asexual y no tenía ningún tipo de interés sexual en nadie pero no era así, ya había perdido la cuenta de cuántas veces se había masturbado a escondidas de ella, era sumamente vergonzoso tan siquiera contarle lo que hacía pensando en ella, no sabía como reaccionaría aunque no fuese malo ya que ella no le diría nada pero si otra chica estuviera en sus zapatos y no fuese una Sirena con escasos conocimientos del mundo humano le hubiese considerado un depravado sexual.

—Oye Mikasa... ¿Que piensas si mañana hago esta señal en la playa? ¿Crees que sea buena idea?— preguntó curioso viendo a aquella chica de cabellos negros mirándole, ella tenía puesta sólo una camiseta dejando expuesta sus pálidas piernas, éste siempre veía su cuerpo sin ropa pero cada día que pasaba estaba sintiéndose más reprimido, y siempre terminaba con una erección que no podía evitar.

—Uhm, si, así podrás llevarme a su casa, bien para mi, quiero ir a casa con mi novio Eren— ella se encaminó hasta el gateando ya que todavía sus piernas eran difíciles de usar todavía más si se trataba de caminar mucho, se acercó para abrazarlo, éste siempre aprovechaba para acercarse a su cabello y olerlo, ella olía algo bien de hecho tenía un olor natural, olía a un ligero toque a algas marinas, de hecho algunas algas tenían un olor suave y otras fuerte pero ninguna olía mal ya que casi no poseían un color común como tal era más por el ambiente de donde se estaban ya que esto determinaba su olor suave, fuerte o incluso fétido.

—Si, quiero que vengas conmigo— dijo algo encantado mientras seguía oliéndola, aveces sentía que quería devorar sus labios y perderse en su ser, tenía esa extraña sensación de no dejarla ir a ninguna parte que no fuera con el, desconocía si era por el hecho de que las Sirenas podían enamorar a los humanos con su don maldito que no podías revertir según los libros viejos sobre mitología griega que leía y creía que solo eran ficción.

—Te amo— susurró la pelinegra soltando una ligera risa, aquel castaño se le quedó viendo algo atontado por su belleza, la chica era demasiado bonita no podía creer que era una de esas especies que mataban humanos y que le estaba mostrando amor puro, un sentimiento que no creía capaz de ver aquel castaño con sus ojos pero lo estaba viendo en las actitudes de la pelinegra.

Three feet to touch the underworld   [AU EM] [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora