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Amelie.

Esa mañana decidí salir. Con miedo, porque las veces que salía eran para hacer compras, ir al psicólogo o al psiquiatra, después, para nada más.

El sol brillaba y entonces, esa sensación de que todo iba a estar bien apareció en mi cabeza. Puse mi canción favorita en el mundo entero: Adore you. Amaba esa canción, la amaba porque Harry me la escribió.

Me animé a cantar, antes lo hacía como medio de escape, lo hacía para escapar de mis problemas, sin embargo, hace un año, cantar era un problema. Se convirtió en un fastidio hacerlo, no quería ni siquiera entonar alguna simple melodía, menos leer o escuchar mis canciones.

Mi vida era perfecta.

Lo había sido.

Estacioné el auto escuchando la voz de mi novio, sonreí y me permití terminar de oír la canción. En menos de diez minutos, me encontraba ya al interior de ese estudio tan conocido para mi. Sabía que estar aquí era un gran avance, hoy me había levantado dispuesta a dar un paso más, y me había propuesto lograrlo.

Caminando por los pasillos nos podía ver a mi y a Harry cantando, riendo, besandonos, haciendo el amor. Todos me miraban sorprendidos pero me daban sonrisas al verme, dos de ellos se detuvieron a conversar conmigo.

—¡Amelie! ¡Que gusto verte luego de tanto tiempo, amiga!

—¡Rubio! ¡Lo mismo digo! —Niall Horan me regaló una sonrisa característica de él para abrazarme fuertemente.

—¿Para mí no hay un abrazo? —la voz me hizo soltar a la rubia para dirigir mis pasos hacia él.

—¡Oh vamos, Louis! ¡No seas celoso!

Abracé a ambos para perdernos en una conversación divertida, ellos eran mis mejores amigos y los había extrañado.

—Te ves bien, Ame, hoy es tu día —recibí un guiño por parte de Louis.

—Hoy he empezado a querer salir adelante, no ha sido fácil ¿Saben?

Ambos asintieron, ellos también lo sabían.

—Me alegra que estés aquí, Harry se pondrá feliz de verte.

—¿Lo han visto?

—Encerrado en el estudio cinco, tu sabes como es cuando quiere concentrarse.

—¿Cuándo nos invitas a tu casa? Hace mucho que no tenemos una salida de amigos —Niall, comiendo como siempre, pone el tema sobre la mesa.

—Pueden ir a mi casa cuando gusten, siempre serán bienvenidos.

Luego de un poco más de charla, me dirigí unos pisos más arriba buscando a mi chico. Decidí entrar en silencio, sin embargo, cuando abrí la puerta, el día se cagó por completo.

—¿Amelie? —su voz me hizo mirarlo y luego a ella.

¿Por qué siempre tiene que estar encima de él?

Alex se separó de Harry luego de haber estado tan cerca a él, me dio una sonrisa burlona.

—Vine a visitarte —susurré con un hilo de voz.

—Me alegra que estés aquí —se acercó a mí para poder besarme, sin embargo, di un paso al costado.

—Alexandra, necesito que te vayas, tengo que hablar con Harry —solté con toda la seguridad del mundo, claro, era lo que aparentaba.

Harry me miró sorprendido, quizá había sonado más ruda de lo que esperaba, pero era justamente lo que quería.

—Podrías hablarlo...

—No. No puedo ni quiero, ya suficiente te has metido en nuestra relación, retírate de una buena vez —ella miró a Harry que ni se inmuto, tomó sus cosas para caminar hasta nosotros.

Ella tomó la mejilla de Harry y cuando estaba por darle un beso, la tomé de la muñeca evitando que lo hiciera.

Era una maldita hipócrita.

Me miró deteniendo sus movimientos, sus ojos viajaron de arriba a abajo y aunque me sentía la cosa más insignificante del mundo, decidí plantarle cara. Sin más, salió por la puerta.

—¿Qué fue todo eso? —la voz de Harry me hizo mirarlo, quería irme de aquí, quería irme a casa.

Tú puedes, Amelie, no debes huir cada vez que tengas problemas.

Decidí escuchar a mi cabeza por una vez.

—Ya no quiero que tengas contacto con ella, ya no más.

—Amelie, te he dicho que es una amiga, joder —a pesar de aparentar estar calmado, no lo estaba.

No lo estaba porque había tocado a su gran amiga Alex.

—Te estoy diciendo que quiero que te alejes de esa mujer y es mi última palabra.

—Que seamos pareja no te da derecho a elegir sobre mis amistades, Amelie —su voz sonaba pesada.

—¡Me importa un carajo! ¡Cómo puedes seguir queriendo estar con esa mujer después de lo que hizo!

—¡¿Qué mierda hizo?! ¡Siempre dices las mismas idioteces y jamás hablas!

Me quedé callada, no era el momento, no era la manera.

—No te molestes en esperarme esta noche, no iré a la casa.

—¡¿Y a dónde te vas a ir?! ¡¿A revolcarte con esa vieja de mierda?!

—¡Ella me entiende, ella estuvo cuando tú solo llorabas!

Lo voltee a mirar incrédula de lo que estaba diciendo.

—¡Perdimos un hijo, Harry! ¡No fue cualquier cosa, fue un hijo!

Le encaré llorando.

Si bien empezaba a hiperventilar, no quería desmayarme, no quería descontrolarme, no quería darle ese gusto a ella. Respire, respiré mucho y entonces, luego de un año, todos los tips empezaron a servirme para tranquilizarme.

—¡Yo también perdí a mi bebé, Amelie! ¡No fuiste la única a la que se le rompió el corazón! ¡Yo también estaba destrozado!

Harry no lloraba, pero tenía una mirada dolida, al igual que yo. Quizá, quizá, ya no dábamos para más.

—No podemos seguir así —susurré.

El me miró y luego de varios segundos dijo:

—Vamos a casa, Amelie, vamos a nuestro hogar.

🌻🌻🌻

¡Con mucho amor para mi bebé isawandi!

Stone Cold [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora