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Maratón 2/2.

Amelie.

Los grammys.

Me iba a presentar en los grammys y necesitaba una maldita canción.

No me presentaba en un show tan grande hace mucho tiempo. Tenía sentimientos encontrados, por un lado, sentía que podía hacerlo, mi avance psicológico daba pasos agigantados e incluso las recaídas fueron disminuyendo en el pasar de los meses, por otro lado, me daba miedo que el estrés me hiciera retroceder, haciendo que la ansiedad me cegara.

Luego de algunos meses analizándolo, creí que seria bueno tener un lugar propio, por lo que compré un departamento en una zona residencial de California. Poco a poco lo fui amueblando y ahora se siente como mi nuevo hogar.

He avanzado, de a pocos, pero lo he hecho y me siento bien por eso.

—¿Estás segura que irás sola? —Eli cuestiona a través del teléfono.

—Que si, Elizabeth, no te preocupes —solté por milésima vez. —Ya puedo salir sola, no me va a pasar nada malo.

—Si te encuentras con fans...

—Los saludo y les agradezco, es gracias a ellos que estoy aquí hoy, ellos también han sido una motivación —agrego tomando mis cosas para salir de mi apartamento.

—Pero llamame si...

—Si necesito algo, no te preocupes que no hay nadie ni nada que pueda malograr mi día.

Error.

Un estúpido y gran error.

A veces pienso que la vida se ríe de lo que me pasa, que lo hace a propósito.

Mis manos empezaron a temblar cuando lo tuve delante mío.

No lo veía desde hace un año.

Era muy tarde para salir corriendo, él me estaba mirando con sus ojos incrustados en los míos.

Mierda.

—Hola, Amelie —su voz.

—Cuánto tiempo, Harry.

No sabía cómo podía estar parado delante mío de manera tan sutil, no entendía cómo yo tenía la valentía de darle la cara sabiendo todo lo que sé.

—¿Cómo has estado? No nos vemos desde hace mucho —su mano se relajó en el carrito de compras para tener una postura tranquila.

No nos vemos desde que me gritaste en la cara que la querías.

—Bien, he estado bien —es todo lo que me limité a decir, quería salir de aquí cuanto antes.

Porque el aire empezaba a faltarme.

—He escuchado que volviste a los escenarios, no sabes cuanto me alegra saber eso —su hoyuelo reluce.

—Y yo he escuchado que vives con ella en la misma casa en la que vivías conmigo.

Silencio

—Amelie... yo....

—Cuídate, Harry, y cuídate de esa mujer, sobre todo.

Moví mi carrito hacia otro pasillo, el aire ya casi era inexistente, mi corazón estaba agitado y las lágrimas amenazaban con salir.

Tomé mis cosas y volé hacia mi auto, no podía seguir de pie. Mi cabeza se apoyó contra el volante mientras botaba todo dentro de mí.

Stone Cold [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora