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Yedam cerró la puerta de su casa y dejó la bolsa en el sofá, para después plegar su bastón. Recibió una llamada y suspiró sacando su celular de su bolsillo. Deslizó hasta que dijera "Responder" e hizo doble click llevándoselo al oído.

— Hijo, ¿Compraste té? Porque era lo que más necesitamos y me olvidé de decirte. —Dijo la preocupada voz de su madre.

— No lo sé mamá, y la verdad es que ni la mitad de las cosas tienen braille así que buscarlo me llevará días. —Dijo sentándose a un lado de las cosas.

— Pues no tienes nada más que hacer hasta mañana, por favor dime para saber si pasar a comprar a la vuelta. —Dijo seriamente.

— Bien... adiós. —Respondió Yedam molesto.

— Ughhhh, odio ser ciego, puta madre. —Dijo golpeando un cojín del sofá.

Suspiró cansado y comenzó a buscar con paciencia la cajita que tuviera textura y peso de una caja de té. Pasaron aproximadamente unos diez minutos, porque a los cinco se le ocurrió dejar a un lado lo que ya había revisado.

— Finalmente el jodido té apareció. —Dijo suspirando. — Hey Siri, call Omma. —Dijo Yedam sentándose en el sofá otra vez.

El celular llamó a su madre y esperó a que contestara.

— Ya lo encontré, son dos cajas. —Dijo cerrando los ojos de cansancio.

— Bien, ¿Sabes de qué son? Me parece que el té si tiene braille. —Preguntó esperando una respuesta.

Yedam se quedó en silencio y rodeó con su mano izquierda la caja, buscando braille en alguna parte.

— Dice... té de menta y la otra... espérame. —Dijo dejando a un lado la primera para tocar la segunda. — Té... de menta también. —Dijo dejándola a un lado.

— Ay Dios... muchas gracias hijo, avísale a mamá que ya voy de vuelta, así que puede volver a comer a casa. —Dijo amablemente.

— Sí mamá, bye. —Respondió bajando su celular, esperado a que cortara.

— Hey Siri, call mom. —Murmuró de mala gana. — Now calling mom. —Dijo Siri antes de que comenzara el tono.

— Mamá, puedes venir porque mamá hará la cena y sí alcanzas a comer. —Dijo Yedam aún desanimado.

— Ah muchas gracias hijo, ¿Todo bien allá? —Preguntó amablemente.

— Sí... ¿Todo bien en la clínica? —Preguntó no muy interesado.

— Sí hijo, han habido menos pacientes así que hoy será la última noche que me quede aquí, lo prometo. —Dijo intentando levantarle el ánimo.

— Bien... confiaré en ti esta vez. —Dijo Yedam con una leve sonrisa.

— Está bien, nos vemos. —Dijo la madre con una suave risita.

— Bye.

Yedam volvió a guardar su celular y avanzó hasta su habitación, para luego buscar algo que hacer en ese rato. Le encantaría poder guardar las compras pero la última vez que lo intentó, terminó con un enorme chichón en la cabeza debido a la caída de un envase de café desde la repisa más alta, así que no lo volvería a intentar.

Suspiró y cerró sus ojos dejando de sentir luz, y luego los abrió para avanzar hasta su repisa favorita.

— ¿Qué es mejor que un buen libro? Nada... además de escribir canciones.—Dijo alzando su mano entre los libros.

Buscó el que tuviera su título favorito y luego lo sacó para acostarse sobre su cama con él. Lo abrió y apoyó su cabeza en la almohadas dejando el libro sobre sus muslos, para luego apoyar su mano derecha sobre la página de braille de la izquierda.

your silhouette - yoshidam | sukhoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora