Cap. 13: El bosque de Leou

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Senderismo, la acción de recorrer caminos, o valga la redundancia, senderos. Es una actividad bastante interesante que de realizarse en el momento y lugar perfecto, llevan a ver el lado "mágico" de este espléndido mundo.

En Aodaria existen infinidades de senderos por los cuales realizar actividades de este estilo. Algunos tan simples como el seguir el flujo de un río o atravesar un bosque; y otros de mayor peso cultural que acaban siendo más "rutas de peregrinaje" y terminan abarcando decenas de kilómetros.

De cualquier modo, el senderismo es algo que, desde mi punto de vista, toda persona debe experimentar en algún momento de su vida. Y, mientras recorría Ogedia, me di cuenta de que no había muchos senderos interesantes que valieran realmente la pena, por lo cual, durante un largo tiempo me abstuve de realizarlo. Hasta que escuché del bosque de Leou, una espesa floresta de pinos que contaba con una curiosa historia que parecía esperarme para ser descubierta.

Así que, teniendo ya como objetivo atravesar el bosque para conocer de su historia, entrar en la naturaleza como no lo había hecho hasta ese punto y por tiempo. Le comenté Ereh si querría acompañarme en mi travesía, y, aunque no pareció demostrar interés alguno en un inicio, luego de comentarle el tema de acortar tiempo, y para ella dinero, aceptó.

"¿Por qué una chica que ya había cruzado sola toda Alrentia, ahora quería que una simple viajera le acompañase?" Era el pensamiento que cruzaba por mi cabeza en aquel entonces.

Sin más que aclarar, Ereh y yo llegamos a la aldea de Louns. Un pequeño pueblo en medio de la nada, con unas quince casas de madera y barro que parecían haberse erigido hace no más de cien años. Su gente, la cual vivía de la manera más sencilla era extremadamente amistosa y cordial con nosotras. Y, aunque Ereh seguía igual de cerrada que antes de aquella conversación en la posada, también le noté un poco menos cortante e interesada al hablar con los habitantes del pueblo, pero, igualmente solía costarle "soltarse".

En cuanto a la historia del bosque de Leou, un señor nos había explicado a detalle está historia. Resulta que, hace bastante tiempo, dos reinos se encontraban en guerra, y ese bosque era uno de los lugares más importantes en esta disputa, pues era usado como campo de batalla.

En medio de aquel desastre, todas las aldeas dentro del bosque se encontraban obviamente vacías, excepto una, en donde solo quedaba una persona, un joven chico de no más de trece años y un aspecto gentil, se encontraba sentado en la ventana de su casa.

Un día, una pequeña tropa pasó por la aldea del joven muchacho, estos hombres impresionados por el pequeño le preguntaron a dónde se habían ido todos, el niño simplemente dijo: "Ellos escaparon, yo daré mi vida por mi rey, le seré fiel hasta mi último aliento". El líder de la tropa se le acercó al infante y le pidió entregara una carta a un general que estaba al otro lado del bosque, pues él sabría mejor donde salir de la floresta.

El chico, de nombre Leou, aceptó y comenzó a correr por el bosque, forzando sus jóvenes piernas a tomar velocidades increíbles; llevando a su corazón a latir como nunca antes; a respirar de una manera que el aire llegase a su cuerpo y alerta en no encontrar enemigos. En resumen, Leou se hacía daño a sí mismo con cada paso que daba, pero se alegraba por servir a su reino.

Al llegar a la zona establecida por el líder de tropa, el muchacho se postró frente a unos soldados y exclamó "Debo entregar esto al general" para luego caer al suelo y expirar por el cansancio. Las cartas que Leou entregó sirvieron para dar una vuelta al conflicto, al favor del reino de este, por lo que, la leyenda de que esto se logró gracias a que un valeroso niño dio su vida por su reino se extendió con facilidad.

Aquel bosque, que, hasta ese momento se llamaba "Bosque Albio" pasó a ser el "Bosque de Leou" y se dice que quien logre cruzarlo será recompensado por Alira con algún premio. Esto último, se convirtió en otra motivación para ir por ahí, no estaba segura de que clase de premio iba a ser, pero sabía que valdría la pena.

Diario de una viajeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora