Cap. 16: Tenme Fe

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Alira, la Diosa por la cual se rige la religión principal de gran parte de Aodaria, el Alirismo. Esta fe ha estado presente en los hombres y mujeres de estas tierras por centenares de años, y es poco probable que se pueda eliminar de las mentes de todos, pero, ¿Dónde inicia el culto y que explican sus creencias?

La devoción a Alira lleva siglos presente en las personas, y es poco conocido su verdadero origen, pues no se han encontrado evidencias de su nacimiento. Aunque llevó un largo tiempo como un culto más del montón, cuando llegó "La elegida de Alira" que fue una mujer que alcanzó la iluminación y comenzó a predicar la palabra de pueblo en pueblo, expandiendo rápidamente la religión, incluso convirtiendo al emperador de aquella época.

El Alirismo continuó su expansión durante siglos y actualmente es la religión casi hegemónica en buena parte del mundo. Uno de sus principios clave es la "Pasone" que significa: "La paz entre todos". Resumiendo, si yo no molesto a otros, ellos no deberán de hacerlo conmigo. Otro dogma es la "Fidessa", la confianza en los demás, como la creación perfecta de Alira que somos. "Respeta a otros, y ellos confiarán en ti" es una frase recurrente de la sociedad alirista.

La relación entre Nadaj y yo no era casi por completo lo contrario a como según Alira debíamos tratar al otro, Ereh desconfiaba de mí y yo no respetaba su poca capacidad de socializar. Sin embargo, ella no era alirista, pero la analogía entra aquí, y yo escribí este diario, así que prosigo. Es algo ya de sabios, reconocer que tú no puedes hacer que otros cambien, solo puedes ayudarlos a que encuentren un modo de mejorar.

La cuestión continuó así, y en los días finales de nuestra caminata por el bosque de Leou, comencé a notar un "Fastidio" en la manera en como Ereh se dirigía a mí, como si no quisiese hablar conmigo, por lo que en mi infinita curiosidad, le pregunté si estaba enfadada.

—¿Yo? —Preguntó. —No, solo estoy cansada de caminar. —Resulta poco creíble aquel comentario viniendo de quien cruzó un desierto a pie, pero en ese momento le creí.

—Lo entiendo, en ese caso podríamos parar en una posada cercana, no cuestan nada. —Exclamé alegremente sin notar que le incomodaba.

—No creo, falta mucho para llegar a la siguiente.

—¿Y qué opinas de sentarnos y hablar? —Agregué. Y cuando pensé que me iba a hacer caso, solo aceleró el paso. Estaba por decirle algo más, pero preferí que guardáramos esa distancia por un rato, sabía que no estaba bien, pero no tomé importancia al asunto. Al rato, cuando creí que las cosas se habían ablandado un poco, me le acerqué nuevamente a Nadaj a preguntarle si se sentía bien, solo para recibir una respuesta con forma de pregunta:

—Alrent... Emma, Neitala me contó un dicho hace tiempo, "La curiosidad mató al gato". ¿Lo conoces?

—Em, sí. Sé cuál es. —Respondí sin ver a donde iba la conversación.

—Por favor, deja de ser el gato. —Agregó de manera hiriente. Aquellas palabras las sentí como si una daga atravesase mi cuerpo, era consiente de que Ereh actuaba así, y aunque se haya abierto a mí, no había cambiado, por lo que su desconfianza seguía presente dentro de ella. Sin embargo, su comentario simplemente me hizo querer llorar. Solo callé y miré como ella caminaba con un paso rápido, como si quisiera alejarse de mí.

"Alira, dime que hice, ¿Por qué se molestó?" Pensaba en aquel momento. Mi mente no sabía que pensar, y tampoco ayudaba el tenso ambiente que se había creado entre ambas, el cual se acrecentaba con cada paso que daba Ereh.

Luego de un rato pensando, di con algunas ligeras ideas que pudieron haber molestado a Nadaj, y de entre esas, saqué una conclusión: La actitud que tuve con los acontecimientos de la historia de Antosio y Jean no fueron del todo correctos, pues, no había puesto en peligro mi vida, sino la de ella, y supuse que haber sido expuesta a un arma le hizo desconfiar de mí.

Diario de una viajeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora