Cap. 10: Estrellas, ¡Qué emoción! Parte 1

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La astronomía, el arte de ver y tratar de entender a las estrellas. Desde que el hombre tiene conciencia de sí mismo y se agrupa en grupos como el "ser sociable" que es, mira al cielo para guiarse en el mar o la tierra, entender las estaciones o simplemente para intentar comprender lo maravilloso que es el vasto universo que nos rodea, y unos cuantos más han dibujado constelaciones que quedan en la memoria de todos, pero, pocos que no sean estudiosos recuerdan ahora donde están.

Ha sido, como cualquier otra ciencia, objeto de múltiples cambios y refutaciones, varios científicos han desafiado a las leyes mismas que durante miles de años hemos creído. Por ejemplo, antes creíamos que nuestro planeta era el centro del universo mismo, pero resultó que no; Luego, teníamos la creencia que el sol y la luna eran el mismo material, pero los telescopios y los avances de la ciencia nos han demostrado la verdad, y, como un último dato, alguna vez creímos que nuestro hogar era un disco sobre el cual todo giraba. En fin, el egocentrismo.

No mentiré, yo también amo las estrellas, y espero que algún día el hombre pise todo lo que tiene y ve a su alrededor. Soy fiel creyente de que tomará no más de doscientos años llegar a todos los planetas orbitan con nuestra tierra al sol.

Nuestra historia comienza exactamente así, con las estrellas como protagonistas. En el pueblo de csilaria, un pueblo ubicado a cinco horas del mirador al que John y yo nos dirigíamos. El nombre de este pueblo literalmente significa "estrella" y es frecuentado por eruditos, quienes prefieren lo alejado del pueblo, para llevar a cabo reuniones privadas donde discuten de temas variados. Y ahora, con la lluvia de estrellas, un gran grupo de sabios de Alrentia, la Confederación y Lirenios se han unido en este evento astronómico.

Y ahora nace la duda, ¿Qué evento? Solo son estrellas fugaces, nada que pueda mover a decenas de científicos, bueno, no solo son destellos en el cielo, sino que dos cometas que cada cierto tiempo pasan por nuestro planeta, harán aparición al mismo tiempo, regalando el momento idóneo para estudiar a los dos. ¿Y qué haré yo ahí? Nada, solo me sentaré y contemplaré la magia del momento.

Pero bueno, comenzando con la historia. Me encontraba en un pequeño comedor en el pueblo mientras platicaba con John sobre lo anteriormente dicho, ¿Cuánto tiempo tardaría la humanidad en llegar al espacio? Cada uno tenía sus puntos, pero siendo sinceros, ninguno tenía razón.

—¡Ciento cincuenta años! —Sostenía con firmeza mientras me miraba a los ojos.

—¡¿Cómo?! No creo posible eso, es muy poco tiempo para el desarrollo. —Respondí colocando mi chocolate en la mesa.

—Los motores a combustión han mejorado significativamente las cosas en estos tiempos. En cuando aprendamos a hacer volar a los automóviles y ferrocarriles, será cuestión de tiempo para poder salir al espacio. Por lo que yo digo que faltan cien años para que eso pase.

—Tienes tu punto, pero yo creo que para mí serán unos doscientos años para poder salir y conquistar también las estrellas, es mucha la distancia entre ellas y nosotros. —Exclamé mientras la tensión de ambos crecía exponencialmente, nunca creí que fuese alguien tan competitivo, pero yo también lo puedo ser si la situación lo amerita.

—Preguntémosle a otra persona. —Propuso.

—Acepto. —Dije mientras buscaba a una persona a quien lanzar la pregunta, y luego de una pequeña búsqueda breve al establecimiento, divisé a una joven, aunque no tanto, chica vestida de una larga bata azul marino que la cubría casi completamente, un cabello castaño sedoso y largo hasta las caderas, y un bello broche con forma de flor de Lis.

—Hola, disculpa que te interrumpa.

—Tranquila. —Asintió la dama. —Pero, ¿Quién eres?

Diario de una viajeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora