O2

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Narrador: Protagonista.


Saliendo del trabajo, caminé hasta la parada de autobuses, tomé el bus que me llevaría a los departamentos, rebusqué entre mi mochila, buscando mis audífonos inalámbricos, los cuales no encontré, así que usé los de cable con el fin de escuchar música en el transcurso del mini—paseo. En un intermedio del tiempo, justo antes de llegar al edificio, mi celular comenzó a vibrar. Una llamada.

Era SeungMin.

—¿Hola? —contesté.

—¡RenJun! —gritó y alejé el teléfono de mi oído un poco.

—¿Sí?

—Cuando regreses, no subas, quédate, necesito hablar de algo importantísimo contigo.

¿Importante? Eso me preocupaba.

—¿Pasó algo malo?

—No, nada. Solo quiero chisme. Esta mañana subiste al carro del nuevo vecino, el del 119.

¿Era ese el tipo? Me sorprendí un poco, ya decía porqué el rostro del tipo dentro del edificio me era un poco desconocido, nunca lo había visto. Colgué la llamada aún cuando SeungMin seguía hablándome, me puse a pensar en algunas cosas respecto al chico del departamento 119. No tomé en cuenta el tiempo, tanto que ya había bajado del bus y ahora estaba cerca del edificio.

Me distraje un poco y saqué la bebida que traía en mi mochila, caminaba a paso lento, bebiendo de mi refresco en lo que llegaba al lugar, unos cuantos metros más y ya estaría en mi lindo hogar.

Tarareaba sin medida, mirando mis pies, mis pasos, pensando en qué haría de cenar cuando llegue al departamento. Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando alcé la vista y divisé al tipo que había sido amable de llevarme hoy al trabajo. Sonreí. Tal vez después debería agradecerle de alguna manera.

Algo me sorprendió. El automóvil del que bajó, era diferente al que me había llevado en la mañana. ¿Acaso tendría dos coches? De ser así entonces comenzaría en creer en las no tan sabias palabras de SeungMin. Tengo un vecino narco. Me reí solo ante eso.

Cualquiera que pasara a mi lado pensaría que estoy loco por reírme solo. Es que es absurdo. Un vecino narcotraficante. Eso significaría peligro. Un miedo comenzaba a desatarse dentro de mí, era pequeño pero problemático.

En la mañana le contesté mal. ¿Y si ahora me odia? ¿Y si quiere balacearme por eso mismo? Dios, qué pensamientos tan irritantes me han llegado.

Fruncí mi entrecejo y negué repetidas veces, meneando mi cabeza.

—¿Qué te pasa? —di un salto cuando la voz de SeungMin irrumpió en mis adentros. No me había dado cuenta de que ya estaba dentro del edificio— ¿En qué piensas? —él chequeaba unos papeles con atención y me miraba de reojo.

—Nada...

—Mmm, lo que tú digas —suspiró— ¡Oh! ¡Es cierto! —volví a asustarme—. Llegó tu libro, toma. —me lo ofreció y lo tomé. Al fin tendría con qué distraerme en toda la semana.

—Gracias, Seung. —lo guardé en mi mochila.

—Algo escondes, niño —me señaló—. Dije que necesitaba hablar contigo.

departamento 119    [renmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora