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Narrador: Protagonista.

Son más de las tres de la madrugada y están tocando la puerta de mi departamento, eso sumado a que están tocando el timbre como locos. Me levanté con cansancio y encendí todas las luces para rectificar de quién o qué se trataba. Esto nunca me había sucedido y me daba un poco de miedo, los golpes ya no sonaban, pero se escuchaban murmullos afuera. Observé por la mirilla y me exalté al ver a JaeMin tirado en el suelo, estaba sentado y cabeceando. Adormilado. Fruncí mis cejas, ¿Qué le sucedía?

Abrí la puerta y este se sobresaltó un poco.

—Oh… RenJunnie —sonrió, levantándose del suelo, tambaleando un poco, decidí por tomarlo de los codos para que no cayera.

—JaeMin, ¿Qué tienes? ¿Estás bien? —lo miré con preocupación. JaeMin asintió y negó muchas veces.

—Contigo siempre estaré bien… yo lo sé.

Ahora entendía. Abruptamente llegó el olor del alcohol a mis fosas nasales, JaeMin estaba muy embriagado, demasiado. Nunca lo había visto así de borracho, agregando que por lo que sé, JaeMin no es de quedarse borracho tan rápido, es decir, el alcohol no suele afectarle mucho… o quizás sí. Al menos en ese momento sí.

—¿Qué?

—¿Me quieres? —me preguntó.

Él no estaba en sus casillas, pero esa pregunta parecía muy sincera. Me observaba queriendo obtener una respuesta a cambio. Estuve pensándolo muchísimo, solté a JaeMin como si su tacto me hiciera daño, otra vez ese temor en mí me recorrió, era como si no pudiera hablar, contestar a eso. Aunque bien sabía que él no entendería, no lo comprendería y al día siguiente sencillamente no lo recordaría, existía algo que me vetaba de decírselo.

Porque contestar a eso era arruinar todo, era aceptar todo. Sé que ha sido poco el tiempo, o posiblemente no, llevamos casi tres meses conociéndonos, ¿Eso cómo impediría enamorarme?

Llevamos ocultando esto durante casi ese mismo tiempo, creando recuerdos, momentos absurdos y felices que me complementan. Nos conocemos de más, en muchos sentidos. No puedo simplemente retroceder, si lo hago, la piedra en el camino me hará caer, y si doy un paso hacia adelante, ocurrirá lo mismo. Porque desde que entré en esto sabía las consecuencias que habrían, aún cuando no las tomé en serio.

Me dije: Tranquilo, no te enamorarás, nada de eso pasará.

Pero eso es nefasto, siempre ocurre, siempre pasa. Uno sale herido y al otro le da igual. Aquí puede que yo sea el herido o tal vez ambos, no lo sé. Tan solo quiero librarme de esta pesadez y tal vez ser recibido a sabiendas que eso no sucedería. Lo dijimos en un principio: “No hay interés romántico”.

Y quise evadirlo todo, pero no pude. Si desde que lo vi venir, lo visualicé y me gustó. ¿Qué podría evitar el solo hecho de enamorarme? Si me dedicaba lindas palabras, me da caricias que nunca recibí y muchas cosas más. Soy un tonto por malinterpretar las cosas en mi mente y no ser un maduro para aceptar lo que conlleva hacer estas cosas, mi corazón es muy noble como para no doblegarse tan solo cuando JaeMin me habla o me mira.

Tengo que seguir con el juego, ¿No? Tengo que seguir con mi camino porque al final de todo, esto va terminar.

—Vamos, JaeMin. Te llevaré a tu departamento. —vuelvo a tomarlo del brazo y tan solo digo eso. JaeMin crea un puchero en sus labios y es tan ridículamente tierno. Quiero golpearlo por hacerme sentir así.

—No quiero.

—Vamos, JaeMin. Estoy muy cansado.

—Vamos a tu habitación mejor… —me jala hacia él, tomándome por la cintura.

departamento 119    [renmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora