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Narrador: Omnisciente

RenJun se apartó de JaeMin unos cuantos centímetros, dentro no había mucho espacio que digamos y JaeMin estaba muy cercano a él. Retrocedió y como era de esperarse, chocó con la pared metálica dentro del ascensor, de haber sido del lado contrario hubiera chocado con el espejo que había dentro pegado en la misma pared, quizá hasta por accidente podría haberlo roto.

Pero no fue así y JaeMin no dejaba de aproximársele. Deglutió difícilmente la saliva retenida en su garganta, impaciente. ¿Impaciente?

Cerró los ojos fuertemente por lo que sea que JaeMin estuviera a nada de hacer y bajó la mirada, negó muchas veces, queriendo creer que aquello era un sueño. De hecho, intentó pellizcarse desapercibidamente y le dolió, sí era real.

Aunque le inquietaba que JaeMin solo estuviera ahí parado, mirándolo de arribar abajo con las manos en los bolsillos.

—¿Qué tienes? —preguntó JaeMin, frunció el entrecejo y sonrió. 

RenJun abrió los ojos y levantó el rostro. Oh, entonces no iba hacerle nada.

—¿Pensaste que iba hacerte algo? —cuestionó riendo. Le siguió la risa muy nervioso y JaeMin dejó de reír—. No haría nada que tú no quieras.

Elevó la mano y acarició las mejillas con sus dedos. RenJun tembló y suspiró inconscientemente ante su toque, lo miró directamente a los ojos, buscando alguna respuesta. JaeMin no lo miraba a él, veía sus labios.

JaeMin se inclinó solo un poco hasta quedar en el oído de Huang y susurró de nuevo: —Nada que tú no quieras.

Y la verdad era que RenJun sí lo quería, de lo contrario, estaría negándose rotundamente.

La misma mano que lo acariciaba, bajó hasta sus pantalones cortos, eran flojos por lo que, con facilidad logró escurrir su mano en el interior de la tela, ambicionando la suave piel en la pierna de RenJun, quien se erizó al instante con una corriente que corrió por su cuerpo al ser palpado por los largos y finos dedos de JaeMin.

Subió y bajó su mano lentamente por unos segundos para luego retirarla. RenJun perdió el juicio completamente cuando sintió los labios de JaeMin en su cuello. Temió por la posibilidad de que sus piernas no resistieran el desasosiego en la situación, resbalarse, tropezar, y hasta en el habla, podría ser, tartamudear o simplemente no hablar cuando lo tenían acorralado en el ambiente más insignificante y placentero para RenJun.

—Siempre hueles tan bien, ¿Por qué? —murmuró JaeMin alzando la mirada directo a los labios de RenJun.

RenJun no contestó, estaba muy ocupado con su corazón latiendo al mil por segundo. JaeMin no se resistió, soltó una risita por lo lindo que se veía Huang con las mejillas sonrosadas y con el pecho subiendo y bajando por la presión del momento; entonces, lo besó.

Un simple choque de labios que RenJun sintió como el infierno, el aliento que soltó fue caliente y eso lo colocó más tímido. JaeMin se alejó y las puertas se abrieron.

—Adiós, bonito. —no respondió.

JaeMin fue el primero en salir con una gran sonrisa marcada en el rostro. RenJun salió segundos después que hasta las puertas se cerraron y tuvo que volver a oprimir el botón para abrirlas.

Cuando salió de su trance, fue a lo que iba a hacer y cuando regresó los chicos le hicieron demasiadas preguntas al notarlo aún con el tono carmín en los mofletes.

🌆

—Estúpido tú, tú y tú. —acusó ChenLe, señalando a todos a su alrededor.

RenJun enarcó una de sus cejas.

departamento 119    [renmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora