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Narrador: Protagonista


La respiración se detuvo.

Todo volvía a la normalidad. Casi, aunque la luz no regresaba. JaeMin removía sus piernas, desesperadamente. Tal vez estaba tan desesperado como yo por volver a su departamento ya, pero no se iba, tal vez no quería dejarme solo... eso pensaba porque sinceramente no quería que me dejara solo, no en plena oscuridad. Tampoco había forma de entrar a los departamentos cuando las puertas funcionan eléctricamente.

La respiración a lado mío volvió a tensarse pesadamente. ¿Tendría miedo?

—RenJun. —me habló.

—¿Sí?

—¿Te han dicho lo delicioso que hueles? —olisqueó cerca mío, mis cabellos. No me molestó, aunque al principio me confundió lo que decía, me agité un poco imprevistamente y tuve la ocurrencia de alejarlo, aunque la tentación de dejar que JaeMin siguiera con lo suyo, causó algo, en realidad no sabía que haría y quería saber—. Hueles a canela —murmuró cerca de mi oído, sentí nervios—. Dulce. —lamió el lóbulo de mi oreja, lentamente y procedió a seguir olisqueando. Me paralicé por un momento para luego respirar con un poco de descontrol.

Cerré los ojos ante la sensación, trepidante a lo húmedo que se sintió la lengua de JaeMin al recorrer mi lóbulo, ladeé un poco el cuello, quizá en busca de algo, no pensaba exactamente lo que hacía, algún tipo de afrodisíaco había en el aire, que conseguía que cayera de manera incentiva por él. Era abrumador.

JaeMin pasó por mi cuello, oliendo también por ahí. Se acercó aún a más a mí, removiéndose en su lugar y sin perder el tiempo, lamiscó mi garganta con lentitud, me tomó por el cuello para tenerme de frente a él, se hundió y beso cada parte del lugar, lamiendo por aquí y por allá. Mordiendo con sutileza en ocasiones, podía escucharme a mi mismo, el suave eco de los pequeños gemidos que soltaba y terminaban en el oído de JaeMin. No sabía de dónde sostenerme, más que tomando los cabellos de JaeMin, acercándolo más, para que explorara más en mí. Todo era una locura.

Na siguió en lo suyo. Besando el cuello, recorrió mi mandíbula, bajando en ocasiones hasta el pecho, mientras suspiraba. Nunca había experimentado aquello. Segundos después, sentí su mano fría. La mano se escurrió dentro de mi camisa, acariciando mi abdomen plano y terso, esta subió hasta llegar a mi pecho, el cual JaeMin deseó besar y tocar de más. Subió los besos de nuevo a la mandíbula, delineándola con estos en lo que la mano sostenía un pezón y lo estimulaba cruelmente, otro gemido se escapó de mi y pude imaginar la sonrisa que JaeMin tenía en el rostro.

—Shh... —subió los besos, acercándose a mis labios.

Esto... ¿Estaba mal?

Tan cerca... nunca había experimentado algo tan malditamente excitante que me cohibía los pensamientos, los nublaba.

Y entonces, recordé que tengo novio.

—No. —me alejé. JaeMin comprendió y también se alejó. Mi respiración no era normal, todo había sido muy... caluroso.

—Lo siento.

—No, yo también lo siento.

—Está bi-...

Y la luz regresó.

—Adiós. —me levanté del suelo de golpe y entré al departamento del mismo modo, ignorando completamente a JaeMin. ¿Ahora como le daría la cara? Qué vergüenza.

🌆

—Ay por Dios. —dije cuando minutos después me miré en el espejo de la sala. Tenía leves y pequeñas marcas rojizas en el cuello. No estaban tan marcadas como para creer que saldría algún moretón. Sin embargo, serían notables solo si alguien se pusiera a inspeccionar a cada rato mi cuerpo. 

departamento 119    [renmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora