PRÓLOGO FINAL

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El amor a veces te lleva a hacer cosas que no deberías hacer solamente por salvarle el culo a la otra persona. Cruzas extremos que nunca pensarías dominar.

Tenemos la manía de poner por encima de nosotros a esa persona, a colocarla en un pedestal, a dar nuestra propia vida por ella, cuando al fin y al cabo y al final de la vida, será simplemente un puto trozo de carne con ojos.

¿Sabéis cuál es el verdadero problema? Que ese puto trozo de carne con ojos te hace sentir vivo. Te hace levantarte todos los días por las mañanas y provoca que en cuanto abras los ojos estos te brillen de amor. Que tengas ilusión por algo nuevo y no veas todo en esta vida tan oscuro.

Duele decirlo pero necesitamos a esa persona, o mejor dicho, necesitamos de esa persona. Es como una droga, pero no una droga cualquiera. Una droga que te saca de otra, o por lo menos yo así lo experimenté.

No puedo decir mucho acerca de toda esta movida del amor porque estoy en mi veintena, me queda toda una vida por delante, pero sé perfectamente qué es lo que quiero mantener el resto de ella y es todo lo que he construido gracias a ella. No puedo perder la esencia que solo ella me ha ayudado a crear.

Siempre he pensado que de las personas aprendes algo, de alguna siempre te llevas algo. Un recuerdo siempre va a quedar en tu memoria, ya sea que te ha prestado cinco centavos o que te ha jodido el corazón como un hijo de puta. Eso es la clave del amor, aprender, aprender de la experiencia o de la otra persona. Y yo de ti, Emma Collins, jamás quiero dejar de aprender.

No puedo perderte, aunque tú busques eso conmigo.

EL PROBLEMA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora