IX

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EMMA COLLINS

Tras haber pasado todo lo que quedaba de día con Elton, mis emociones parece que han vuelto a su cauce. Aún no asimilo todo lo que ha ocurrido.

No pensé que volvería a sentir sus besos.

Entro en casa con temor a encontrarme con Alessandro hecho una furia, pero no está. Ni siquiera me ha llamado para saber dónde estaba. Supongo que ya estará cansado de mis desapariciones repentinas. Es como si lo abandonara cada vez que salgo por la puerta.

Voy a la habitación de mi hijo a ver si está en su cuna y tampoco está. Una extraña sensación comienza a recorrer mi cuerpo. Tengo un mal presentimiento. Será mejor que mantenga la calma, seguramente haya ido a hacer algo y se ha llevado a mi hijo, como es obvio.

Me meto a la ducha y después de esta me pongo el pijama y bajo al salón. Decido llamar a mi madre, aún hay que seguir con el plan. Hace mucho que no hablo con ella pero en menos de dos tonos de llamada descuelga la llamada.

—Hola cariño, cuánto tiempo.

—Ya, he estado muy liada.—me excuso—¿Qué tal todo? ¿Qué tal el tratamiento?

—Bien cariño, está yendo todo de perlas. ¿Qué tal está mi nieto? ¿No podrás ponérmelo en videollamada para que vea a lo más bonito del mundo verdad?

—Desgraciadamente no, está con Alessandro. Han ido a dar una vuelta.—o eso creo.

—Vaya. Ojalá estuvierais aquí, tu abuela vendrá a verme esta semana.

—¿Ah, si?—al instante de pensar en Seattle pienso en Elton—A lo mejor me vendría bien una semana en casa. Nueva York me tiene saturada.

—¿Qué tal los estudios?

Como si pudiera hablar de ellos... Llevo más de un mes sin ir presencialmente a clase. Desde que me mudé aquí ya no tengo la oportunidad de centrarme en mi carrera.

—Bien.—la miento.

No quiero ocasionarle preocupaciones a mi madre aunque ella me esté ocasionando tantas sin darse siquiera cuenta.

—Me alegro... ¿Y Abby? ¿Sabes algo de cómo está esa chica?

—Está mejor, pero no va a poder volver a andar. Han tenido el juicio hoy por la mañana ella y Elton.

—Oh, Elton... Ese chico... ¿Y ese cómo está?

—¿Elton?—se me dibuja una sonrisa de oreja a oreja sin darme cuenta—Creo que sigue siendo el mismo chico de siempre, el que conocí.

—Entonces mal, ¿no?

—¡Mamá!—la regaño.

Yo le veo tan perfecto...

Emma Collins, no me digas que has vuelto a verte con ese chico.

—No mamá, puedes estar tranquila con eso.—miento—Estoy muy feliz con Alessandro.

—¿Estás segura?—me pregunta al instante una voz masculina que reconozco al dedillo.

Me doy la vuelta y veo a Alessandro con el carrito y Dylan dentro. Lleva un chubasquero azul marino y el pelo completamente mojado.

—Ho-hola...—lo saludo tímidamente.

—¿A quién le estás diciendo eso? ¿A mi hermana?

—N-no, estoy hablando con mi madre.

—Ah, perfecto.

Se acerca a mi y me quita el móvil de las manos. Silencia la llamada.

—Ve a ponerle el pijama a tu hijo, quiero hablar con tu madre.

EL PROBLEMA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora