XVII

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EMMA COLLINS

Por fin estamos aquí. Hola París.

Mi cabeza sigue sumergida en el problema con mi padre, en mi hijo y en Elton y me es imposible conseguir estar concentrada en este viaje tan romántico que Alessandro me ha dedicado.

Ahora mismo nos encontramos tomando un café en una de las cafeterías más famosas de París: Café de la Paix, considerado un monumento histórico en la ciudad.

—He comprado unas entradas para visitar la ópera.—me informa Alessandro dandole un sorbo a su café—Esta noche ponte guapa. Te gustará.

—Lo haré.

—Estoy muy contento por esto, por estar aquí contigo. Nos merecíamos tener de una vez por todas tiempo para nosotros solos. Sin interferencias.

—Ya... La verdad es que todo este tiempo no hemos estado mucho juntos. Este viaje es una buena oportunidad.—le digo clavando mi mirada en mi taza—¿Has vuelto a hablar con tu hermana?

—Sí. La verdad es que está histérica, ahora mismo es imposible hablar con ella. En cuanto estemos de vuelta lo intentaré en persona.

Voy a decir algo pero alguien nos deja en mitad de la mesa una carta de recomendaciones. Alzo la mirada un momento para ver quién es la camarera que nos lo ha dejado cuando me encuentro con Megan y al instante mis ojos se ponen casi como el tamaño de un plato.

—Aquí les dejamos recomendaciones de la cafetería que seguro que les sirve de ayuda por si vuelven. Gracias por su visita.

Nos dedica una falsa sonrisa y se mete dentro de la cafetería. No sé qué hace aquí ni que pretende.

—Voy... Voy un momento al baño.—le digo sin despegar la mirada de Megan.

—¿Te encuentras bien?—me pregunta Alessandro extrañado.

—S-sí, lo que pasa es que en el aeropuerto no fui y ahora tengo ganas de ir.

Me levanto de la mesa y voy corriendo donde Megan y en un momento en el que no pasa nadie consigo agarrarla del brazo.

—¿Se puede saber qué haces aquí?—la pregunto al oído tratando de no perder el control.

—Si quieres que te lo diga me sueltas lo primero.

Me relajo unos instantes y la suelto el brazo.

—Estoy aquí porque tengo que dejarte un mensaje.

—¿Has venido hasta París solamente para transmitirme un mensaje?

—Esa gente está pirada, me han traído en avión privado. No sé para qué coño quieren el dinero de tu padre.

—Pues ya somos dos...—me cruzo de brazos—¿Y bien? Tengo a Alessandro esperándome fuera.

—Te tienes que casar con ese tío cuanto antes. Son órdenes del padre de Elton, y quiere que las acates ya.

—Me tiene que pedir matrimonio, eso no depende de mi.

—¿Y por qué no tú a él?

EL PROBLEMA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora