EMMA COLLINSYa estoy en Nueva York y estoy impaciente por que me llamen y me digan que Elton ha quedado absuelto en el juicio de Abby. El último mensaje que le he mandado ni siquiera lo ha leído y me preocupa.
Necesito saber algo, por lo menos si es libre.
Llego a casa y Alessandro me recibe sonriente, muchísimo más feliz que el otro día. Nos damos un beso en los labios y me da una caja de bombones. Parece ser que ha tenido un buen fin de semana de golf con Tom.
Si le contara todo lo que nos ha sucedido a mi y a su hermana...
—Wow.—digo boquiabierta—¿Y esto?
—Me apetecía. Le he dado el biberón a Dylan, está en el quinto sueño.
—Muchas gracias.—le doy un abrazo—Eres un cielo.
—No tienes por qué dármelas.—me da un beso en la frente mientras estamos cada uno en los brazos del otro.
Después de unos segundos me aparto y procedo a sentarme en el sofá a abrir la caja de bombones como si fuera un regalo de cumpleaños. Nunca antes alguien me había hecho ese detalle, ni siquiera Elton.
—Acabo de dejar a Tom en el juzgado.
En cuanto esas palabras salen por su boca comienzo a encajar todas las piezas del puzzle.
—¿Y eso?—levanto la mirada y dejo de hacer lo que estaba haciendo.
—Ha ido al juicio de el psicopata de tu ex, ese tal Elton que era muy agresivo y...
—Sí, ya lo sé.—lo interrumpo inconscientemente pero en el fondo era para que dejara de hablar mal de él—¿Ha pasado algo?—le pregunto haciéndome la loca.
Si Alessandro se entera de que sigo manteniendo contacto con Elton, las cosas aquí en Nueva York se podrían poner muy feas teniendo en cuenta que ahora mismo vivo bajo un techo gracias a él. Además, el plan de robarles la fortuna a mis padres se iría al garete y pondría en juego muchas vidas.
No puedo permitir más sufrimiento.
—Elton tiene el juicio por el accidente de la chica esa con la que iba, la que ahora es parapléjica. Tom me ha dicho que le dejara en el juzgado y supuse que era para acompañar a su mejor amigo en esta situación tan difícil.
—Aunque no lo parezca Tom y Elton son inseparables. No los puede separar nada.
—Pues sí, teniendo en cuenta que hace dos días se estaban matando y hoy nuevamente son mejores amigos.
—Lo dicho.
Me llevo un bombón a la boca y comienzo a sentir el sabor dulce del chocolate. Son los mejores bombones que he probado en mi vida. Sin duda, este hombre tan refinado sabe como sorprender a una dama.
En mitad del silencio, se sienta a mi lado y comienza a besarme desde mis mejillas y desciende hasta mi cuello. Un calor comienza a invadirme el cuerpo, no sé si es el dulce del bombón o la textura de sus labios pero me estremecen por completo. Le acaricio el pelo mientras cierro los ojos y me muerdo los labios.
Me agarra suavemente con una de sus manos la cara y encuentra sus labios con los míos. Introduce su lengua dentro de mi boca y yo hago lo mismo en su boca con la mía. Nuestras lenguas bailan entrelazadas al son y hacen una perfecta combinación, es como si las hubieran creado para estar juntas.
Entre pitos y flautas, mi móvil comienza a sonar.
—No lo cojas ahora por favor...—me dice ahogando suspiros de placer.
Trato de ignorarlo pero a lo mejor es Elton o Chloe, descifrándome el gran misterio que llevo toda la mañana tratando de resolver.
—Lo siento, igual es importante.—le digo apartándome lo menos brusco posible.
—¿Más importante que enrollarnos por una vez?
—Podría ser mi madre.—le digo levantándome lentamente y yendo a por el teléfono.
—Bueno, te dejo con tus asuntos importantes entonces.—me dice levantándose del sofá justo antes de que yo vea quién me llama—Cuando llegue a casa a las siete espero que estés preparada.
—¿Preparada por qué?
—Tenemos una cita.
En cuanto dice eso no sé qué responder, simplemente me quedo patidifusa intentando encontrar una respuesta. Me dedica una última mirada, no sé si de decepción o de deseo y se marcha.
En cuanto lo hace mi instinto desbloquea el móvil y mira la última llamada perdida, sorprendiéndose al instante.
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EL PROBLEMA.
RomanceEl secreto de Emma Collins, el que tanto ha tratado de llevarse a la tumba, ha parecido revelarse poniendo la vida de esta y de Elton Mac Quoid patas arriba. Las cosas han cambiado. Y esta vez radicalmente. Secretos, tragedias, drama, dolor... No e...