III

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EMMA COLLINS

Después de un largo trayecto en coche hacia mi casa, abro la puerta de esta y me adentro en ella. Puedo escuchar el sonido de la televisión, eso quiere decir que hay gente en casa o que a Alessandro le encanta gastar el dinero.

Voy al salón y me encuentro con mi pequeño Dylan durmiendo en su cuna. Alessandro está sentado en el sofá leyendo algo en el móvil.

—Hola...

Levanta la mirada y me mira y frunce el ceño.

—¿Dónde coño has estado?—me dice tirando el móvil al sofá y levantándose de golpe—Te he estado buscando por todas partes, he estado a punto de llamar a la policía.—me informa en un tono completamente serio.

—Yo... Esto...—agacho la cabeza—Prefiero no hablar del tema.

—¿Has estado desaparecida y nunca voy a saber dónde estabas porque "prefieres no hablar del tema"?

—Prefiero que sea así.

Ahoga un suspiro y vuelve a sentarse en el sofá.

—He cuidado de tu hijo todo este tiempo... ¡Por un momento he pensado que se quedaría huérfano!—grita dándole un golpe a la mesa que provoca que me sobresalte—¡¿Sabes el miedo que tengo de perderte?! ¡No puedo permitir que otra persona a la que amo muera y me deje solo en esta vida otra vez!

—¡Lo siento!—digo comenzando a sollozar, ya agotada por la situación que se está dando en mi vida—Lo siento de verdad, Alessandro.—me acerco a él y le cojo la cara con las manos—Te prometo que a partir de ahora las cosas cambiarán. No más secretos y no más desapariciones.

—No más secretos y no más desapariciones... Supongo que esa sea la manera de solucionarlo.—agacha la cabeza.

Resoplo más tranquila aunque por dentro soy consciente de que seguiré ocultándole cosas.  Me dirijo a la cuna de mi hijo y lo observo con ternura. Si no fuese por lo que le escondo a Elton nada de esto hubiera pasado. Absolutamente nada. Siempre el motivo de todos los problemas será este gran y bonito secreto.

Se me ocurre una brillante idea para comenzar con el plan "Dinero del casino de papi y mami".

—¿Sabes si tu hermana tiene algún plan este fin de semana?—pregunto en mitad del silencio.

—Por lo menos no con Tom. Iré con él a un camping de béisbol todo el finde. ¿Por qué?

—No, por nada.

***

Y aquí me encuentro, de escapada romántica. No con Alessandro, que es con quién debería, sino con Chloe, su querida hermana del alma.

Estamos frente a la Casa Blanca de camino al famoso casino Goldie's Shoreline. No ha sido fácil convencerla ya que es una propuesta un poco desmesurada el venir a Washington de la nada, pero en cuanto la dije que quería ir al Museo Nacional del Aire y el Espacio de Estados Unidos, no se lo pensó dos veces.

—¿Vamos a algún bar a tomar algo?—me pregunta sudorosa—En este lugar hace demasiado calor y voy a acabar como el pollo asado que hace Tom.

—¿Como el pollo asado que hace Tom?

—Achicharrada.—aclara.

Comenzamos a reírnos y nos dirigimos a establecimiento llamado "The Gibson". Un bar bastante pequeño pero acogedor. Su decoración es bastante elegante y a la vez muy retro, me recuerda al instante a las películas de los años ochenta.

Nos acercamos a la barra donde hay un chico que parece joven, aproximadamente veintidós años.

—Hola buenas tardes, ¿qué desean?

EL PROBLEMA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora