XVIII

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EMMA COLLINS

La sorpresa de Alessandro sigue en marcha. Llegamos a la ópera y una enorme cola consigue ocupar medio París.

—Vamos a tardar en entrar bastante...—digo exhausta.

—No te preocupes. Tenemos entrada VIP. Vamos por la otra cola. La de allí, mira.

Señala hacia la cola de la izquierda y veo apenas a quince personas. Se nota la diferencia de una entrada a otra.

Nos colocamos en la cola y logramos entrar finalmente en la ópera. Nuestros asientos están asignados en los palcos y las vistas que tengo desde estos son impresionantes. Puedo ver a la gente hacerse pequeña desde aquí arriba y un montón de asientos y cortinas rojos y un gran escenario.

Me vuelve a sonar el teléfono y nuevamente es Bianca pero decido colgar y ponerlo en silencio. No quiero que me arruine este plan tan romántico que me ha preparado Alessandro.

Tras veinte minutos de espera por fin se apagan las luces y se abre el telón.

—Que comience el espectáculo...—susurra Alessandro dándome la mano.

Sale un hombre disfrazado de mosquetero. Saca su espada y comienza a leer algo que hay reflejado en ella.

—¿Ustedes creen en el amor?

Todo el mundo grita que "sí" y Alessandro me mira de reojo.

—¿Qué es para ustedes el amor? Para mí el amor es la primera vez que la vi. Aquel día, en esa boda, en la que recibí un puñetazo en el ojo por parte de un ex empedernido y con pintas de maleante.

Ese testimonio comienza a resultarme familiar.

—Mi hermana se casaba.—sale una mujer vestida de novia—Yo estaba muy ilusionado, poder ver a mi hermana feliz y casándose con el hombre de sus sueños. Sabía que mi hermana realmente lo quería. Aún recuerdo la previa a la boda, como vomitaba de los nervios. Casi lo hago yo con ella.

El público se ríe y yo no puedo evitar esbozar una sonrisa.

—Sabía que mi hermana le tenía miedo al amor.

—Voy un momento al baño...—me avisa Alessandro levantándose de la silla mientras el hombre sigue narrando.

Asiento con la cabeza y me quedo con un asiento vacío a mi lado totalmente concentrada en el espectáculo.

—Yo también le tenía miedo al amor, pero cuando vi esos ojos verdes lo supe... Supe que iba a pasarme lo mismo que a mi hermana. Que yo también me iba a casar. Dirán, ¿cómo lo supe? Porque estaba totalmente seguro de mi amor por ella y del amor de ella por mi. Y por ello a día de hoy pude formularle la gran pregunta...

—Emma Collins.—dice una voz por los altavoces que reconozco al instante.

El foco de luz me enfoca a mi y enfoca a Alessandro parándose en mitad del escenario. Me pongo las manos en la cara impresionada con lo que estoy viviendo. No me lo puedo creer.

Se arrodilla y me mira desde abajo. Saca de su espalda una mini caja y la abre, viéndose un anillo que reluce en toda la ópera. La gente nos mira sonriente y la que está a mi lado lo hace emocionada, puedo escuchar ya unos sollozos provenientes de unos centímetros detrás de mi.

—¿Quieres casarte conmigo?

Me levanto del asiento y me asomo totalmente. Grito al aire un "Sí" y bajo corriendo para poder ir al escenario y ponerme ese deseado anillo y darle un abrazo.

EL PROBLEMA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora