XIII

124 6 0
                                    



ELTON MAC QUOID

Mientras llamo a los contactos de mi padre para que vayan a la maldita fiesta en la que se ha metido Emma, ando de un lado a otro inquieto, temiéndome lo peor.

—Elton, relájate.—Tom trata de calmarme.

—No me puedo relajar Tom, no puedo. Ese mundo es una puta mierda y lo sabes. Siempre lo has sabido.

—Claro que lo sé pero si salimos nosotros de ese mundo, ¿por qué Emma iba a entrar? Si nos ha espantado ese mundo a nosotros, a ella más.

—Lo que pasa es que no conoces a la idiota de Bianca, ese es el problema. Está como una puta cabra.

—¿Bianca? ¿La rarita esa con la que iba mucho Emma en el instituto?

—Sí, esa. Siempre la lleva por el mal camino. Tiene un puto hijo, Tom. Ella ya no está para estar drogandose por las esquinas.

—Bueno, embarazada ya no está...

Le lanzo una mirada asesina y levanta las manos en señal de inocencia. Suena mi teléfono y al instante descuelgo la llamada.

—¿Diga?

—Estamos en la fiesta de incógnito y no vemos a tu chica por ningún lado.

—¿Cómo que no la veis por ningún lado? Os he pasado una puta foto de su cara, no podéis ser tan inútiles.

—No estamos ciegos, te estamos diciendo que no la vemos por ningún lado.

—Seguid buscando. La llamaré.

Tom me mira desconcertado y no le hago caso y procedo a llamar a Emma, y tras diez llamadas perdidas no me coge el teléfono.

—Esto no me pinta nada bien... No me coge el teléfono y no la ven en ningún lado por la fiesta.

—¿Habrá fumado?

—No lo sé, Tom, no lo sé. No me quedará otra que llamar a su madre.

—Como hagas eso no te lo perdonará en la vida.

—La madre también se droga.

—¿C-cómo? ¿En qué familia de narcos te has metido Elton?

—La madre está en terapia y lo ha dejado idiota. Emma no lo sé... No entiendo nada.

Interrumpe la conversación el sonido de teléfono de Tom.

—Mira, como sea Chloe...

Saca el móvil del bolsillo y mira la pantalla y en cuanto lo hace levanta una ceja anonadado.

—¿Qué ocurre?

—Hola Dami, cuanto tiempo. ¿Qué pasa?

Sus ojos se ponen como platos y me mira alertado.

—Sí, es ella. No jodas... Vale. Ahora mismo se lo digo. ¿Podríais llevarla a su casa? Te mando la dirección por mensaje ahora. Vale. Gracias tío.

EL PROBLEMA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora