I love u so

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Otra noche sin poder dormir, otra noche más pensando en Kacchan.

Después de lo que pasó, decidí regresar a casa. Ya que mi madre trabaja por las tardes, no se daría cuenta que me salté las clases.

Era horrible, lo sé, pero no quería estar cerca de Katsuki.

Primero me habla mal, luego me invita a su casa, hasta se adueña de mi primer beso, para después fingir demencia.

¿Y qué pasa con esa chica?

¿Quién demonios es y por qué está con él?

Me molesta.

Por supuesto estoy al tanto de que no es su culpa, pero no puedo evitar sentirme celoso de ella.

En la mañana, me levanté de mi cama aún con mal humor, tomé un baño y luego me vestí para asistir ahora sí a clases.

Después de almorzar y despedirme de mi madre, me apresuré a llegar al instituto, le pediría los apuntes de ayer a la delegada de la clase, sería la única que no podría rechazarme; al fin de cuentas es su deber como presidenta de salón ayudar a los demás alumnos.

Llegué demasiado temprano, no había nadie de mi clase.

Me senté en el mismo lugar de siempre, esperando a la chica, y vaya que esperé durante un buen rato hasta que finalmente llegó. Obviamente ignoró mi presencia y fue directo a sentarse, tuve que levantarme y acercarme a su pupitre, le pedí amablemente lo que yo necesitaba. Sin responder, sacó su libreta dejando que la tomara, regresé corriendo a mi asiento, apunté en mi propia libreta lo que me había perdido el día anterior. Cuando terminé, guardé mi libreta, y tomé el suyo para devolverlo, me dirigí a ella regresando lo que le pertenecía, y agradecí por la ayuda.

A penas ella terminó de tomar de vuelta la libreta, Kacchan entró por la puerta.

—Vaya, no sabía que te gustaban los inútiles. -dijo molesto.

Yo sabía que estaba molesto, podía decirlo claramente. Sin embargo, su voz tenía un tono burlón al dirigirse hacia la delegada de clase.

Ninguno de los dos pudo negar nada, porque justo detrás de él venía el profesor, quien al parecer no escuchó lo que Kacchan había dicho. O simplemente no le importó.

Me alejé de mi compañera para regresar a mi asiento, de nuevo Kacchan estaba a un lado mío.

—Entonces te gustan las chicas también. -susurró sin mirarme. —Eres un maldito mentiroso, ¿No es así?

—Nunca dije que me gustaras. -refuté, manteniendo mi mirada en el centro de la pizarra.

—Deja de negarlo, deku. -me respondió enojado. Su mirada se clavaba con rabia en algún otro punto del aula.

—¿No tienes cosas más importantes que pensar aparte de mí? -dije sarcástico. —Quizás como... ¿En tu novia? -incluso yo podía molestarme. —Besas a un chico mientras sales con ella, ¿Quién mierda es el mentiroso ahora?

Los demás alumnos empezaron a llegar, dando así por terminada nuestra pequeña discusión.

Pude sentir la mirada de Katsuki todo el tiempo sobre mí, pero lo ignoré. Estaba acostumbrado a pretender que no le prestaba atención, nada cambia.

La campana del descanso sonó, me apresuré a guardar mis cosas para poder salir y buscar un buen lugar donde comer solo, pero...

Katsuki se detuvo detrás de mi asiento, al igual que antes, y susurró muy despacio, dejándome solo a mí escuchar sus rápidas palabras:

—En el gimnasio, ahora. Tenemos que hablar. -ordenó.

Quise preguntar a qué se refería, aunque me daba la idea; pero salió rápido de ahí.

Shingou / SIGNAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora