"The one that got away"

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Mientras Izuku llenaba su bañera, notó que había dejado su radio en el cuarto de baño ese día en la mañana. Decidió encenderla para no estar a solas con sus pensamientos.

Quería escuchar una canción que no hablara de amor, pero sus deseos siempre han sido ignorados por el universo.

“The one that got away” de Katy Perry comenzó a sonar.

Hablar de nuestro futuro como si tuviéramos alguna idea. Nunca planeé que un día yo te perdería.

Escuchó aquello metiéndose en la bañera, ya no le importaba llorar para desahogarse, aunque sea un poco.

—Sigo siendo un tonto.


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Era tarde por la noche, Kacchan lo acompañaba de regreso a su casa.
Los padres de los dos no estaban, pero la madre del peliverde no llegaría esa noche a diferencia de los de Katsuki.

Izuku se enteró de que los padres del cenizo estaban teniendo problemas con su relación últimamente, por supuesto que lo supo por este mismo.
Así que, en ese silencio para nada incómodo que había entre los dos en el camino, decidió preguntar si las cosas ya se habían arreglado o era lo contrario.

—Kacchan.

—¿Um?

—¿Tus padres siguen peleados?

—... Supongo. -respondió sin darle importancia al tema.

No es que Masaru y Mitsuki hayan sido malos padres, le han dado una buena vida a su hijo; sin embargo, en algún momento las cosas cambiaron.
Tampoco es que alguno de ellos hizo algo malo, simplemente que el amor que juraron para siempre, duro menos que eso.
Y de cualquier forma, intentaron mantenerse juntos, pero eso empeoró su relación, por lo que ahora se la pasaban discutiendo hasta por lo más mínimo.

A Katsuki no le importaban las peleas de sus padres, no son su asunto, y él no puede ayudarles a arreglar nada.

El problema es que sus padres, al querer buscar algo por lo cual pelear y no encontrar razón, lo involucran a él; razón por la cual Katsuki ha estado algo molesto los últimos días.

—¿Y tú como te sientes? -preguntó Izuku, sabiendo que el cenizo estaba algo presionado en su propia casa.

—No sabría decirlo... Pero más que nada, me molesta que me pongan en medio de sus propios problemas. Qué fastidio es estar casado, ¿No crees?

—No... -admitió. —Para mí... Solo hay que elegir a la persona correcta, eso es todo. -se encogió de hombros, y su mente divago un momento, imaginando que un día podría casarse con la persona que estaba caminando junto a él.

—¿Eso piensas? En ese caso yo me casaría contigo. -alcanzó la mano de Izuku para entrelazarla con la suya.

El ojiverde lo miró sorprendido por el gesto, estaban todavía camino a su hogar, alguien podría verlos. Y, sin embargo, Kacchan estaba justo a su lado, entrelazando su mano con la suya y mirándolo de una forma que le derretía el corazón.

Ese tipo de cosas lo hacían olvidar los malos momentos por los que tenía que pasar a causa de su relación secreta con el cenizo.

“Ojalá algún día pudiéramos” Pensó.




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Katsuki se fue a casa después de aquello.

No tenía mente para nada más.

Tenía que meterse a bañar pronto o podría enfermar por haberse mojado con la fría lluvia durante tanto rato.

Apenas y entró al cuarto de baño, la música llego a sus oídos.

La ventana de este se encontraba abierta, y al parecer su vecina no podía escuchar bien, pues Katsuki no encontraba otra razón para que ella tuviera la música a un volumen tan fuerte.

—Qué ruidosa. -se quejó.

Comenzó a quitarse su ropa, pensando que debía cerrar esa pequeña ventana antes de meterse a la bañera.

En otra vida, yo haría que te quedaras...”

—Agh, ya lo sé... Cállate. -dijo a la voz femenina que cantaba.

Se sentó en la pequeña alfombra que estaba en el piso, cerró sus ojos y se recargó contra la bañera; no quería escuchar esa canción, solo le recordaría la triste realidad que tendría que vivir de ahora en adelante.

“Así no tendría que decir que tú fuiste el primero que se fue.”

Vivir de nuevo sin Izuku cerca de él.

Había sido un castigo grande la primera vez que eso pasó, pero por alguna razón, esta vez le pesaba más.

Quizá porque tendría que ver cómo el ojiverde estaría ahí, pero ya no podría alcanzarlo.

Katsuki perdió la cuenta de todas las veces que había llorado únicamente en ese mes, y todas por la misma persona.

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Izuku se encontraba llorando dentro de la bañera, intentando mentirse a sí mismo, diciéndose que alejarse era lo mejor para los dos.

La canción seguía sonando, y él recuerda cuando el cenizo lo invitó varias veces a sus ensayos en el salón de música. Realmente quería ir, y ahora se arrepiente por no haberlo hecho. No lo admitía en aquel entonces, pero en el fondo quería escucharlo cantar de amor, y que las palabras de Katsuki no fueran dirigidas hacía ningún otro más que para él.

Mientras, Bakugo seguía sobre la alfombra sin poder parar de llorar, sus sollozos eran cada vez más fuertes, el dolor que estaba sintiendo no podía compararlo con nada.

Siempre quiso cantar una canción para Izuku, pero ahora nunca sucedería. ¿Realmente esto tenía que ser así?

... Sí, así tenía que ser. Fue su culpa desde el principio.

El no haber superado el amor que sentía por Izuku no era culpa de nadie más que de él mismo.

Katsuki no debía estar con Izuku, no merecía hacerlo.

Izuku no tenía que sentir nada por él.

Los dos estaban más que arrepentidos por no haber sido desde el principio honestos el uno con el otro.

“Debí haberte dicho lo que significabas para mí, porque ahora pago el precio de no haberlo hecho.”

~


Publicado el 20 de octubre del 2021, editado el 21 de agosto del 2022.

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