Over again

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—¿No sientes lo mismo? ¿Es eso? -preguntó Katsuki.

—... Creo que no deberíamos estar juntos, después de todo tú y yo sol-

—Izuku, quiero saber tus sentimientos. -cortó abruptamente, el tono de su voz era serio, con algo de inconformidad en él. —Sé que nos hemos equivocado tanto en muchas cosas, sobre todo yo. Pero aun así, quiero estar contigo. De verdad no puedo imaginar mi vida sin ti a mi lado. -admitió. —Tú eres el único al que pertenezco, incluso si a ti te gusta alguien más...

—No es que no me gustes o que no te quiera. -respondió el ojiverde. Dirigió su mirada a otro lado, quería ser sincero, debía armarse de valor para confrontar la mirada del cenizo, quien seguía observándolo intensamente, esperando una respuesta diferente. —... Además, no me gusta Todoroki.

—Pero los v-

—Aquel día... -le interrumpió, no queriendo escuchar lo que diría. —Aquel día cuando fui a buscarte... ese día lluvioso... Yo... La verdad es que iba a pedirte todo lo contrario de lo que dije.

—... ¿A qué te refieres? ¿Eh? ¿“Lo contrario”? Pero t-

—Si no me quieres creer, está bien.

—Ah, no, no es eso. -se apresuró a aclarar. —Es que... -bajó su mirada confundido, a pesar de que Izuku finalmente había regresado la suya a él. —Mierda, justo me tengo que volver un tonto en momentos así. -se dijo a sí mismo cubriendo su rostro con frustración.

—Lo que pasó con Todoroki... -quiso apartar una vez más su mirada, pero si lo hacía, podía parecer que mentía, así que se detuvo. —Fue un tipo de prueba para aclarar mis sentimientos por ti. -confesó. —Es por eso que fui a buscarte, quería decirte lo que en realidad pensaba... Yo... también pensé lo mismo que tú.

Pensé” Fue lo que estaba en la mente del ojirubí resonando. No “pienso”, pero “pensé”.

—Entonces... ¿Por qué las cosas terminaron así? -preguntó aún sin mirarlo, ahora la razón para no levantar su rostro era distinta.

—No lo sé. Cambié de opinión al escucharte cantar... -retrocedió unos pocos pasos obligando a Katsuki mirarlo. —Quizá fui muy cobarde, pero sentí que lo nuestro nunca funcionaría, que cometeríamos los mismos errores otra vez.

—¡Yo también soy un cobarde! -exclamó con miedo a que Izuku se alejara más de él. —Pude haber dicho algo y no lo hice. No tenías por qué hacerlo todo tú solo.

El peliverde negó con la cabeza, limpiando las pequeñas lágrimas que habían salido de sus ojos.

—Nunca he querido hacerte llorar de esta manera, lo siento... Odio ser tan egoísta, sé que estás sufriendo, pero, ¿Puedo acercarme? -le preguntó Katsuki con tono suave, calmando a su propio corazón estrujado por ver así a Izuku.

—Supongo que ni siquiera podrías hacerlo sin preguntar, ¿Verdad? -dijo triste.

—Lo siento, es que no quiero incomodarte si me acerco de pronto. -explicó. —Quisiera poder hacerlo. Quiero poder estar para ti cuando sea necesario y no dudar de si es correcto o no hacerlo. Poder estar cerca de ti sin pensar que vas a enfadarte, o que voy a herirte...  -se acercó lentamente, tomó el rostro del más bajo entre sus manos para poder limpiarle sus lágrimas. —Perdón.

—¿Por qué te disculpas?

—Porque no puedes confiar en mí, no importa qué diga.





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Al final Izuku y Katsuki no llegaron a nada.

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