One love...

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A la mañana siguiente, Izuku fue el primero en despertar. A un lado suyo se encontraba Katsuki, quien se veía, estaba notoriamente mejor, incluso había una sonrisa en su rostro, misma que contagió al ojiverde, haciéndolo sonreír también.

Algo dentro suyo estaba más que feliz y dando vueltas por todos lados.

Se removió un poco en su lugar, Katsuki también lo hizo, dando señal que comenzaba a despertarse. De nuevo, Izuku intentó alejarse un poco de él, al parecer habían dormido abrazados, por lo que todavía se encontraban muy juntos.

En el momento en que intentó retroceder, Katsuki se acercó, aún estando medio dormido, provocando que Izuku se diera cuenta de algo.

Tanto el cenizo como él tenían una usual erección matutina.

Se sonrojó hasta las orejas al sentir la de Katsuki, y también por pensar que quizá este sintió la suya.

—¿Izuku? -le llamó, a penas abriendo sus ojos.

—Kac-Kacchan... -titubeo.

“Dios, esta es una prueba, ¿No es así?” Meditaba Izuku en su interior, todavía tratando de moverse sin hacer contacto con el otro.

—Buenos días.

Para su suerte, parecía que Katsuki no se había percatado aún del asunto.

—¡Ci-cierto! ¡Buenos días! -le respondió nervioso.

—¿Qué tienes? ¿Te enfermaste? No me digas que te pegué mi resfriado...

Katsuki intentó mover su mano para ponerla en la frente del ojiverde, pero este retrocedió al instante de forma brusca cayéndose de la cama.

—¡Ouch! -se quejó Izuku desde el suelo.

—¡¿Estás bien?! -se apresuró a asomarse para saber la respuesta de lo que él mismo preguntó.

—Dolió... ¡Ah, pero estoy bien! -le aclaró Izuku, viéndolo preocupado, y recordando la razón de su estúpida caída, levantándose rápidamente, dándole así la espalda al cenizo para que no notara su “problema”. —¡Iré al baño! -avisó antes de huir.

—¡Oi...! -llamó en vano. —¿Será que lo puse incómodo por la erección? Pero eso es algo normal... -divagaba en voz alta Katsuki. Volteó hacia la puerta por donde Izuku había salido con una expresión de desaprobación. —Tal vez es porque a él le gusta alguien más... ¿Por qué soy tan idiota?



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La mañana pasó tranquila, los dos fingieron que nada había pasado antes y comieron juntos tranquilamente. Charlaron sobre la salud del cenizo, quien ya estaba recuperado. Después Izuku le contó sobre lo que habían aprendido en las clases a las que este faltó.
Y cuando su conversación murió, el silencio era algo incómodo por la clara tensión entre ellos, pero ninguno quería admitirlo.

—Amm... Por cierto, Kacchan, ¿Quieres ver algo en la televisión?

Izuku fue el primero en levantarse de la mesa, yendo hacia la televisión, pensando en cambiar el ambiente.

—Cualquier cosa está bien. -respondió Katsuki, levantándose también, para dejar las tazas en el fregadero.

—Oh, ¡Esa canción me gusta! -exclamó Izuku al encontrar un programa de música.

Realmente le gustaba esa canción, cambió su estado de ánimo de un momento a otro.

Volvió a sentirse algo feliz, aunque melancólico, ya que la canción le recordaba a Katsuki; como casi todas las canciones que escuchaba.

Shingou / SIGNAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora